Diario de León

CORNADA DE LOBO

León en invierno

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POR BORDARLE el tapiz que le hacía a Zapatero y por otras razones que se nos esconden, Umbral citaba con frecuencia a León. Con Gamoneda en cervantino también se obligó, pero con pesadumbre acazurrada que fue el placet tardío que le dio al poeta. Sus citas leonesas siempre han estado rebozadas de cierta melancolía airada; la piedad, como el esparadrapo, no cabían en su botiquín de escalpelos. Por eso dijo una vez que las putas más finas de España eran de Mansilla de las Mulas (le petó la patadita), así que no preguntes por Umbral en esas mansiellas del Esla. También le gustó exhibir (¿heridas de una guerra temprana?) que de León le había echado el gobernador militar. Menos lobos. A quien cabreó don Paco fue a la jefa de la Sección Femenina, la coronela, que le invitó a dar una charla en su Círculo Medina donde el enfant terrible que vino de Valladolid escardó alguna insolencia; y de ahí vino no el destierro, sino el morro y el bozal, que fue lo que, en ejemplar rebeldía, no soportó. Y se fue de Cazurrandia, aunque también solía decir que menos mal que se piró de León, porque no sabía lo que hubiera siodo de él de haber seguido entre los tentadores peligros que ya entonces brindaba el Barrio Húmedo y el impenitente tasqueo ocioso del lugareño. En uno de sus últimos artículos habla Umbral de un «otoño que está entrando como en una modesta eternidad» y de «un sol callado y bueno, como de León en invierno». En León estuvo su cuna primera en su oficio y de ahí resabios o ingratitudes, aunque en esta última ocasión la cita ha sido bondadosa y con la frescura de un sudario limpio, a estrenar. Eso es porque sus primeros sueños los ensayó con un fondo de campanazos de la Froilana catedralicia... o que sus primeros meneos los intentó con una tiple del Orfeón Leonés. Y en sus postrimerías (llamando la muerte para que los hombres invoquen en sueños a su madre y las mujeres al padre) recordó la bondad de aquel sol amarillento de su juventud, sol acostado en una limpia tarde de enero sobre el farrallón morrillero de la muralla que todo lo apresa por decir que defiende (en las ciudades amuralladas, las ideas tienen almenas). El León de invierno que esta vez recordó tenía algo de madre (arrímate a la lumbre, rapaz) ¿o de madrastra?...

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