Cosas de aquí | Conciertos de lujo en La Encina
Como pez en el agua, así estuvo Fito
Los Fitipaldis y su líder convirtieron el Auditorio Municipal de Ponferrada en un mar de multitudes, ya que 10.000 personas presenciaron el show cañero y canalla de los bilbaínos
Tres años después de su última actuación en Ponferrada, Fito Cabrales y sus inseparables Fitipaldis aterrizaron anoche en el Auditorio Municipal de la capital berciana para presentar la historia de un pez que sobrevive gracias a su boca. El ambiente del recinto ponferradino fue apabullante ante la presentación de la gira «Por la boca vive el pez», y las 10.000 personas congregadas fueron testigos de excepción de la actuación de uno de los grupos más importantes del panorama musical español, el primero que ha conseguido colocar toda su discografía de estudio entre los 100 discos más vendidos del país. Cayó el telón y empezó el espectáculo, como si de una obra de teatro se tratase, la magia rockera de Los Fitipaldis se escondió tras una tela negra poco antes de que la canción «Un buen castigo», del álbum «Vivo... para contarlo» abriera uno de los conciertos más multitudinarios que ha vivido Ponferrada, y es que el tono canalla y cañero de estos bilbaínos está cosechando un éxito enorme y sus letras se consolidan como uno de los factores decisivos del interés que despiertan entre todos aquellos que «como pollo sin cabeza» siguen a Fito allá donde va. Al grito de «muy buenas noches, vamos a pasar una bonita noche, seguro que sí», Fito puso en pie a un público de todos los sexos y edades que vibró con canciones como «Por la boca vive el pez», «Me equivocaría otra vez», «Viene y va» o «Acabo de llegar», el último single de este bilbaíno que no tiene ni un pelo de tonto pero si unas enormes patillas. A las 22.30 horas, cientos de personas se apiñaban todavía haciendo cola en las taquillas, en un intento por conseguir la ansiada entrada que daba paso a una noche de diversión y afonía asegurada. Enfundado en unos vaqueros, con camiseta oscura y acompañado de su inseparable gorra, Fito Cabrales hizo lo que mejor sabe hacer, arrancar los coros de los miles de seguidores que movieron los cimientos del Auditorio en una noche de infarto musical. Como todo lo bueno se hace esperar, con más de media hora de retraso pisó Fito el escenario berciano y como pez en el agua se movió entre las turbulentas corrientes provocadas por los gritos de aprobación de sus incondicionales.