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Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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SEAMOS FIELES A NUESTROS principios y a nuestros sentimientos: Llevamos con el proyecto de la Ciudad del Mayor como parte muy importante de los proyectos de los partidos, cuando menos tres años. Y que se sepa todavía no se ha adelantado lo suficiente como para poder congratularnos de su puesta a punto. ¿Pero qué es o qué es lo que pretende ser la Ciudad del Mayor? Parece ser, por no intentar calar hasta el hondón del problema que a lo que se pretende llegar es a la constitución de un Organismo sanitario y de apoyo que acuda en ayuda de los componentes de este núcleo numeroso y descuidado de los seres mayores de la Comunidad. Parece ser que la leonesa más eficaz de cuantas forman parte de los mecanismos del gobierno, Doña Amparo Valcarce, Secretaria de Estado para Asuntos Sociales se ha comprometido seriamente en la realización de esta iniciativa, mediante la cual se pretende cubrir una de las más angustiosas carencias sociales de nuestra época. Y de acuerdo con el temperamento de la regidora oficial de la caridad pública, se ha firmado un protocolo de colaboración entre diversos Centros para cubrir la demanda de enfermos tan de obligado atendimiento que no se justifica con nada su desatendimiento. En León concretamente se calculan los enfermos de Alzheimer entre otros motivos de grave preocupación de millares de enfermos que exigen atención. Y la Ciudad del Mayor pretende acogerles, atenderles y evitar a las familias el tremendo quebranto que supone su atendimiento. La nómina de ancianos más o menos dependientes de la acción benéfica de los Centros que se pudieran crear a su sombra para enmendar este tremendo fallo político, supera a la de una población que se resiste a corregir sus errores. Y no es cosa de espolear a los nuevos y ya usados y rehusados responsables de la Administración pública para que acudan a remediar este signo que desacredita a una Sociedad que, a lo que se está demostrando, dispone de medios para el mantenimiento de nóminas políticas de enorme volumen, y de fogosos impulsos que les lleva a socorrer a grupos deportivos y a cubrir los programas de fiestas con tan disparatado manejo de los dineros que no es extraño que proyectos tan necesarios y urgentes como el de la creación de la Ciudad del Mayor, tengan que soportar plazos en blanco hasta que el enfermo decida morirse. No es la cuestión social de la creación de este Centro del que se viene hablando proyecto que deba ser entregado a la prensa, a la radio o a la televisión, sometiéndose a las demoras que suscitan. Es una cuestión de vida digna y de muerte cuando la providencia y no la pereza mental de los políticos lo decidan. ¿Cuántos enfermos sin atendimiento necesitamos exponer para que nos sintamos obligados a poner manos a la obra? Menos fiestas, conmemoraciones y homenajes y más pan blanco. Menos enfermos esperando el fin en la sala de espera¿