El «mobbing» es un fenómeno que sufren, según datos de la OMS, el 23% de los escolares
Psicólogos alertan de que el acoso escolar crea maltratadores futuros El 40% de las agresiones sexuales son cometidas por menores de edad
Los especialistas señalan que un alumno acosador tiene propensión a ser violento de mayor
El monstruo germina en las aulas de primaria, con tan sólo siete años. Se nutre imitando lo que ve: familia, televisión, videojuegos, y entiende rápido que la violencia sí ocupa lugar. Este aprendizaje lo traslada a la escuela, donde prima la ley del más fuerte ante la ausencia de un referente aleccionador, el profesor, y la connivencia de unos padres cada vez más protectores. De los primeros motes, risas e insultos se pasa a la agresividad verbal de la adolescencia. Y de ahí, en un paso más corto, a forjar las bases del futuro maltratador. Así lo advierten psicólogos y especialistas tras analizar el fenómeno de la violencia escolar a partir de la respuesta de 25.000 alumnos de 7 a 17 años de 1.100 centros educativos en el mayor estudio sobra la materia realizado hasta ahora en España. «Lo primero que aprende un chaval de primaria es que para no ser víctimas hay que estar en el grupo de los gallitos, entre los que agreden. Una enseñanza que si no se corrige será definitiva en la vida adulta», señala Iñaki Piñuel, psicólogo y coautor del libro Mobbing escolar. Violencia y acoso psicológico contra los niños , escrito junto a su compañera Araceli Oñate. Iñaki Piñuel considera que lo que ocurre en el ámbito escolar es un espejo de las sociedades modernas y que al perder protagonismo los profesores y padres en la educación de sus hijos «se están generando auténticos depredadores sociales». «Si un alumno que acosa a sus compañeros no madura se acabará convirtiendo con el tiempo en un psicópata de andar por casa, que hostiga a su pareja y futuros empleados», advierte el autor. En la misma línea se expresa el psicólogo escolar Bernabé Tierno, que achaca el acoso que sufre el 23% de los escolares españoles (según la Organización Mundial de la Salud) a la crisis de valores y el patrón dominante de la violencia en todos los ámbitos de la vida social. Los autores no creen que la solución esté en la mano dura ni en situar policías en cada centro educativo. Tampoco piensan que la solución sea la asignatura de Educación para la Ciudadanía, ya que señalan que es necesario recuperar la autoridad perdida del profesorado. El 38% de las agresiones sexuales que se producen en España son cometidas por menores a la vez que en los últimos años ha aumentado tanto el número de víctimas como el de agresores de entre doce y diecisiete años. Esta es una de las razones por la que la Federación de Asistencia a Mujeres Violadas ha presentado una guía de prevención de la violencia sexual, con el título Eres la dueña de tu cuerpo . La publicación pretende que las adolescentes sepan cómo prevenir y cómo detectar los distintos tipos de agresión y que las que han sido atacadas se reconozcan como víctimas y sepan cómo actuar. También inciden en la importancia de aprender a decir que no, a negarse de manera «clara y contundente» a mantener una relación no deseada. En la obra se lamenta que los únicos delitos ante los que se exigen «conductas de autodefensa» sean los sexuales, porque «encontrarás a gente que pensará que si te han violado es porque no has puesto demasiada resistencia». Por esta razón, recuerda que «la resistencia física no es recomendable» y puede causar un «daño mayor» a las jóvenes, a quienes anima a «no poner en peligro» la vida. Las expertas y autoras de la obra persiguen que las chicas aprendan a superar esta situación y a que sepan cómo aconsejar a amigas, e incluye un cuestionario para comprobar si han asimilado bien los consejos aportados. «Cualquiera puede ser víctima de una violación», indica la guía, sin ánimo de «meter miedo» a las jóvenes, sino de enseñarles estrategias de «defensa» y «trucos de prevención». Asimismo, recomiendan que se rechace el acercamiento de los chicos si se sienten incómodas o no tienen claro si se trata de »una simple broma, un juego o una manifestación cariñosa«. La obra enseña a rechazar los «mitos» que culpabilizan a la mujer, como «su comportamiento seductor o su forma de vestir provocadora» o que ellas «acostumbran a inventarse historias». Otras falacias a las que hace referencia es el pensar que sólo los desconocidos cometen estos delitos, que «los agresores sexuales son enfermos mentales, que no saben lo que hacen» o que «un hombre excitado sexualmente no se puede controlar». «La mayoría de las agresiones sexuales las cometen personas conocidas por la víctima: 'ligues' recientes, amigos, parejas e incluso, familiares», explica, al tiempo que alerta del «noqueo» emocional que causa ser acosada por alguien en quien se confía. «No tolerar» desde el principio el abuso verbal, el ataque físico y el chantaje emocional son otras de las prevenciones.