David Delfín encadena Cibeles
Las propuestas más barrocas dominaron en la tercera jornada del salón madrileño, donde destacaron las propuestas de Amaya Arzuaga o de Victorio y Lucchino
El espectáculo está asegurado en la Pasarela Cibeles con la presencia de David Delfín, que nunca deja a nadie indiferente, bien por sus acérrimos seguidores, entre quienes se encuentran muchos famosos, o entre aquellos que consideran su ropa resulta demasiado extraña. El joven creador adornó este miércoles su desfile con una hilera de grandes cadenas rematando el escenario pero volvió a demostrar su rigurosidad a la hora de coser, sus buenos trazos de sastre y su tendencia a lo sobrio, a pesar de los efectismos. Fue una tercera jornada de contrastes entre modistos consolidados de personalidades bien diferentes, entre los que volvió a destacar la espectacularidad de Victorio & Lucchino y la elaborada creación de Amaya Arzuaga. Delfín subraya que ha tratado de jugar a las ambivalencias y las dualidades en su nueva colección. Trae una cita de Oscar Wilde, «Cada hombre mata lo que ama», para remarcar esos extremos, del amor al odio. Traducido en ropa se comprueban estos contrastes en pantalones que tienen una pierna ceñida y otra ancha; vestidos que se ciñen en un lado de la cadera y en el otro terminan en vuelo; una manga estrecha otra ancha, o bien hombreras sin manga. Se trata de dar la vuelta al clasicismo y para ello también presenta algunas chaquetas que llevan encima una camisa cosida. La austeridad de Delfín choca con la generosidad en formas, cortes, costura y colores de Victorio & Lucchino. Los sevillanos trajeron un pequeño muestrario de sus 300 prendas de oferta para la temporada primavera verano que se inspira en los años cincuenta, época en la que la cintura de la mujer se ceñía pero las faldas tenían gran vuelo. Los modistos acentúan esta tendencia con can can para vestidos y faldas en organza que también llenan pequeñas piezas superpuestas y costuras en vainica de hasta 350 metros, como en un impresionante vestido de fiesta en color naranja y otro espectacular en rosa cosido con pequeños volantes. La pareja insiste en la necesidad de que la costura española recoja las tendencias del exterior y remarcan que otra de sus apuestas, los vestidos y faldas en pluma de gallina de Guinea, es lo último en los salones internacionales. A destacar, vestidos que esta vez se ciñen en tela de rafia. El negro también cobra importancia en la colección de los veteranos diseñadores andaluces, que saben pasar de lo barroco a lo sucinto con vestidos y faldas entallados que dejan ver en el delantero un pliegue con distintos coloridos. En la colección hombre, Victorio & Lucchino siguen apostando por un sport elegante y una sastrería de corte clásico. Las nuevas tecnologías apoyan las creaciones de Amaya Arzuaga. La diseñadora burgalesa utiliza el poliuretano rígido plastificado, cuya simple lectura pueda dar idea de rigidez, para transformarlo en una textura sugerente que arma un cuerpo y se mezcla con un sinfín de tules para la falda en una impresionante dominio de la tijera y la costura.