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Lectura y conciencia morfológica

Los resultados de esta tesis muestran que este área del lenguaje no debe ser ignorada pues tiene implicaciones evidentes en la evaluación y enseñanza de la lectura y de la escritura

Publicado por
Lorena González - león
León

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La lectura y la escritura son una forma de comunicación en las que van a influir de forma directa las habilidades lingüísticas que posea un niño. Así, para ser unos buenos lectores o unos buenos escritores, los niños necesitan poseer una conciencia de su lenguaje. Esta conciencia lingüística, la cual es un fenómeno en desarrollo que implica aptitudes cognitivas combinadas con aptitudes lingüísticas, hace posible conocer las vías que llevan del lenguaje oral al escrito, a la vez que proporciona las bases necesarias para adquirir de manera más profunda la comprensión de las formas y funciones del lenguaje oral. Esa conciencia lingüística está compuesta de diversas facetas. Dentro de éstas, la conciencia morfológica puede ser considerada como un área crítica en el desarrollo de las diferentes capacidades del lenguaje, ya que ayuda al proceso de decodificación de palabras escritas. Así, los morfemas cumplen funciones de bloques de construcción eficientes puesto que diferentes partes de las palabras (raíces o afijos base) se usan sistemáticamente para componer palabras nuevas y más largas, lo que permite reducir éstas en unidades más pequeñas (morfemas) que ayudan a la pronunciación, deletreo y significado. Cuando esta capacidad de análisis morfémico en el niño se lleva a la escritura con una mayor regularidad que en el habla, la conciencia morfémica en el conocimiento ortográfico incide en el dominio de la escritura y, en consecuencia, del lenguaje oral y escrito. En este contexto se ubica el trabajo desarrollado en la tesis doctoral «La conciencia morfológica en la lectura y la escritura: estudios descriptivo y de predicción en alumnos de Educación Infantil y Primaria» , desarrollada por la autora de este artículo y dirigida por el doctor Jesús Nicasio García Sánchez. Durante cuatro años se han llevado a cabo diferentes estudios acerca de dicho tipo de conciencia, para los que se han elaborado y validado dos instrumentos de evaluación destinados a medir conciencia morfológica, y se han desarrollado dos estudios, uno de carácter descriptivo en el que se analizan las diferencias en la conciencia morfológica, la escritura y el lenguaje en función del desarrollo y el nivel educativo, y un segundo estudio con un carácter de predicción en la relación existente entre conciencia morfológica, conciencia fonológica, lectura, escritura y vocabulario, desde una perspectiva evolutiva, haciendo tres seguimientos o evaluaciones en un grupo de alumnos desde educación infantil hasta primero de primaria. En total, se ha trabajado con unos 350 niños de edades comprendidas entre los 5 y los 17 años. Resultados Los resultados obtenidos en dicha tesis pueden llevarnos a una mejor comprensión del concepto, desarrollo y potencial de predicción de la conciencia morfológica. Por un lado, se produce, de forma general, un incremento en el desarrollo de la conciencia morfológica desde finales de la educación infantil a primeros de educación primaria observándose que estos niños desarrollan en un primer momento el conocimiento ligado al género, para seguir con los verbos, sufijos, número, familia de palabras, palabras derivadas, prefijos, y finalizar con palabras compuestas, lo cual resulta ser de mayor complejidad. Se constata así la evolución desde una conciencia implícita a la edad de cinco años, a una conciencia explícita alrededor de los seis años. Así mismo, los niños adquieren primero la conciencia relativa al lenguaje receptivo. Por otro lado, la conciencia morfológica parece ser un buen predictor del aprendizaje de aspectos tales como el vocabulario o la lectura. Así, en los comienzos de primaria el vocabulario es predicho por la conciencia morfológica de forma significativa, lo que unido a la relación establecida entre ambas medidas, viene a confirmar la idea de que el dominio en conciencia morfológica puede determinar o al menos facilitar el aprendizaje o incremento de nuevo vocabulario . Además, los resultados obtenidos evidencian que la lectura es predicha por la conciencia morfológica para la mayoría de sus medidas. Así, a finales de primero de primaria, puede confirmarse que, a excepción de la lectura de letras, el resto de variables relativas a estructuras gramaticales, pseudopalabras, palabras igual-diferente y comprensión de textos son predichas por la conciencia morfológica en alguna medida, si bien es cierto que para la mayor parte de los casos, la conciencia morfológica es una variable más de un número nutrido que predice cada medida de lectura. Sin embargo, aunque la escritura es predicha por la conciencia morfológica en el primer trimestre de primero de primaria, no ocurre lo mismo en el último trimestre de dicho curso. En esta ocasión solo la variable relativa a grafía se encuentra predicha por la conciencia morfológica, con lo que no se confirma la predicción de la escritura por la conciencia morfológica en los términos en los que se había realizado en el segundo momento de evaluación, lo que se aleja de los resultados obtenidos en investigaciones previas realizadas en otras lenguas los cuales confirmaban dicha predicción. Esta diferencia puede deberse a la naturaleza de la lengua española, sistema alfabético transparente, en la que la ortografía está unida a la estructura fonológica y las reglas de conversión grafema-fonema son sencillas, dada la correspondencia directa entre ambas. Edad prematura Otra de las causas podría apuntar hacia la prematura edad de los participantes, ya que según Carlisle (1996) todavía en tercer y cuarto curso de primaria los niños se encuentran en un periodo de transición mediante el cual se consolida su conocimiento sobre formas inflexionales e inician el uso de formas derivacionales en la escritura espontánea. Puede que resulte una edad excesivamente temprana para el estudio de la conciencia morfológica en escritura, ya que es un período en el que la falta de conocimiento y dominio en escritura, no permita determinar la influencia del papel de dicha conciencia. Pero, por otro lado, si se estudiase esta relación en cursos posteriores, perderíamos la información relativa a la transición de una conciencia implícita a una explícita, la cual se produce entre finales de educación infantil y primeros de primaria. En definitiva, todas estas cuestiones, y algunas otras más, pueden llevarnos a una mejor comprensión de cómo una temprana conciencia morfológica contribuye al aprendizaje de la lectura y del vocabulario ya que, diferentes investigaciones, muestran que los niños en los primeros años de escolarización pueden beneficiarse del aprendizaje de representaciones morfémicas en relación al lenguaje escrito. Este es el caso de niños con dificultades del lenguaje y dificultades de aprendizaje de la lectura, ya que podría decirse que aquellos niños que son entrenados en conciencia morfológica y que son, por lo tanto, capaces de encontrar unidades de significado dentro de palabras complejas (prefijos, sufijos o palabras base), lo tienen más fácil para recordar unidades ortográficas tales como la sílaba, que no funciona como morfema.

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