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La Antártida contará con la primera estación polar que no emite contaminación

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M. A. Pérez - león
León

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«Princess Elisabeth» es el nombre de una innovadora estación científica que Bélgica empezará a construir en la Antártida en los próximos meses. Ocupará una superficie de 700 metros cuadrados, será la primera en usar energías renovables (eólica y solar) para abastecer sus necesidades energéticas, ya que aportarán el 95% de la energía que necesite, y no emitirá dióxido de carbono. Contará, además, con un mecanismo pasivo de calefacción y cogeneración que reciclará el calor generado. Según los responsables de esta iniciativa, las nuevas instalaciones se convertirán en una combinación de técnicas de construcción y aislamiento de vanguardia, sumadas a recursos de aprovisionamiento energético limpios y a un utillaje específicamente desarrollado para el proyecto, lo que la convertirán en una estación excepcional. La estación polar, que pesará 180 toneladas y en la que se invertirán 11 millones de euros, se ubicará en Utsteinen, en la Tierra de la Reina Maud, al pie de las montañas Sor Rondane, a unos 200 kilómetros al interior del continente helado y acogerá a partir de año 2009 una veintena de científicos que centrarán sus investigaciones en el cambio climático. Aunque está previsto que sólo esté operativa entre los meses de noviembre y marzo, coincidiendo con el verano austral, los sistemas de estudio podrán estar operativos durante todo el año. Tendrá forma hexagonal y estará dotada de cuatro «capas». La interior, de 1,5 milímetros de grosor, será de acero inoxidable y filtrará determinadas radiaciones solares; la siguiente, de 72 milímetros y de pino estratificado; la tercera, aislante y de 40 centímetros de espuma de poliestireno y grafito y, finalmente, el revestimiento interior, que será de madera. Las ventanas estarán compuestas por dos cerramientos dobles, de espesor también doble. Con ello, se conseguirá que la temperatura interior sea de unos 20 grados, sin calefacción. Además del sol, el calor lo proporcionarán los ordenadores, la iluminación y el personal que trabaje en ella. Los paneles térmicos serán los encargados de calentar el agua para el consumo humano. La energía será aportada por 8 aerogeneradores de 6 kilovatios cada uno, cuyas palas podrán ser plegarse parcialmente para evitar una aceleración excesiva del rotor en caso de tormenta. El agua procederá de la nieve y, una vez usada, será tratada mediante un biorreactor que descompondrá los residuos y un sistema de filtros similar al de las instalaciones espaciales.