CRÉMER CONTRA CRÉMER
Desarrollo social de los valores humanos
ESTE PERIÓDICO, desde el cual intentamos mover y conmover el espíritu de los lectores, ha convocado la segunda versión de su premio, destinado al acogimiento y tutelaje de los valores sociales y humanos, que nos implican como miembros de la comunidad. El periódico, abandonando la tendencia habitual de los medios de atender a problemas más bien aparenciales, se ha decidido esta vez por acudir en socorro de aquellas demandas fundamentalmente humanas, que demandan con urgencia la atención de todos. Esencialmente todos somos candidatos a estos premios, o si se prefiere a todos los ciudadanos está dirigida su demanda. Y para ello se formaliza una candidatura que será atendida y analizada por un jurado responsable y sensible, al cual le serán atribuidos los premios establecidos. No descubrimos los nombres del Jurado, ya en trance de reunirse para la decisión definitiva, porque pretendemos nosotros, los que no formamos parte del grupo decisivo para la concesión del premio, garantizar la honestidad con que se promueve esta iniciativa y porque pretendemos que esta operación de auténtica colaboración social, no se pierda entre brumas de influencias ni de conveniencias partidistas. El Diario de León, abiertamente, declara su intención de establecer este premio con una de las fórmulas de solidaridad humana más activas, más limpias y más necesarias para una sociedad como la nuestra en la que por desgracia tantas acometidas contrarias se ve obligada a soportar. Y estas palabras nuestras no intentan representar nisiquiera la declaración de abanderados de una cierta oportunidad para formar parte del mundo de los colectivos de la ayuda social y la defensa de unos valores humanos desgraciadamente sometidos a pruebas tan duras y a compromisos tan complicados que nunca se acierta a descubrir si la operación obedece efectivamente a una demanda social o responde a una oscura información. Para la obtención de este premio, por tantas razones importantes en el índice de asistencias sociales de España, acuden centros, sociedades, cofradías, monasterios y fundaciones, todas las cuales perfectamente fundamentadas para la consecución de esta distinción, a la cual ni siquiera le faltan asistencias oficiales, quizá y probablemente entregadas a juegos de otro color y forma. Se trata de una iniciativa que más bien responde al sentido de responsabilidad y de solidaridad que anima a quienes tutelan esta singular operación, a la que un personaje bien digno de estimación y gratitud pone con sus medios su personal estímulo. León no es, por desgracia, un pueblo que se rinda a la sensiblería ni a la apariencia, pero tampoco se inhibe del compromiso que contrae consigo mismo y con sus próximos, prójimos, vecinos. Cubrimos hoy nuestra página con algo tan trascendente que bien merece ser registrado en los anales de la ciudad.