Durante los próximos dos años serán instalados en las autovías y las carreteras nacionales
Fomento escucha a los motoristas y colocará guardarraíles especiales
Las asociaciones de moteros se muestran satisfechas, pero los piden en provinciales y autonómicas
El Ministerio de Fomento colocará guardarraíles especiales en toda la red de carreteras estatales para proteger la seguridad de los motoristas. El plan pretende estar concluido en los dos próximos años y afectarían tanto a las vías nacionales como a las autovías. El objetivo es instalar en las vallas actuales una segunda barrera inferior que impide las salidas de vía, recoge suavemente al piloto y no lo rebota hacia la calzada. Asimismo, esta bionda adicional resguarda a los motoristas de los postes estrechos y rígidos que actúan como cuchillas para sus extremidades. La medida anunciada este martes por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, fue acogida con «moderado optimismo» por las asociaciones de moteros y automovilistas que se reunieron con éste por espacio de dos horas. Estas agrupaciones venían pidiendo en los últimos meses la mejora sustancial de los guardarraíles, incluso se manifestaron en algunas ciudades para amplificar sus quejas. Una petición que se fundamentaba en los «terribles efectos» de estas barreras cortantes y, en último término, en el incremento del número de motoristas fallecidos en verano, un total de 101, 35 más que en el mismo periodo del año pasado. La partida para modificar las vallas de seguridad en autovías y carreteras nacionales saldrá del ministerio de Fomento, que gestiona unos 25.000 kilómetros de vías que dependen de la Administración del Estado. En lo que va de año ya se han producido mejoras en algunos puntos negros de la red nacional dentro del plan aprobado por dicho departamento a finales de 2006, según el cual se pretendía asegurar 1.500 kilómetros de barreras convencionales hasta 2011, con el fin de evitar que los pilotos choquen contra las propias biondas, árboles, farolas o señales en caso de caída. Este proyecto contaba con un presupuesto de 43 millones de euros y establecía que los nuevos guardarrailes se instalarían en tramos con fuerte deceleraciones debido a la presencia de curvas cerradas o salidas a otras vías sin carril de deceleración. En cambio, el plan de Rubalcaba parte de esta premisa pero es más ambicioso a la hora prometer la modificación de las vallas en todas las carreteras.