Cosas de aquí
Uvas en la viña de don Antolín
Hosteleros y sumilleres leoneses disfrutan de una singular cata de variedades y elaboraciones en la bodega Viña Albares, que acuña y vende excelentes vinos blancos y peculiarísimos tintos
Cuando la primera gran recta de la autovía al dejar atrás el puerto del Manzanal para alcanzar el Bierzo permite, siquiera brevemente, desviar la vista hacia la derecha, llama la atención del viajero un magnífico torreón, ahora felizmente restaurado, pero durante décadas entregado al abandono y la ruina. Lo mandó construir a finales del siglo XIX el arzobispo Antolín López Peláez, natural de Manzanal del Puerto, pero enamorado de esa ladera que corona un robledal centenario y que, abajo, abre curso al Boeza, motivo de tanta inspiración literaria . Dicen que don Antolín se retiraba allí a reflexionar, pero lo cierto es que las caballerizas, la bodega de la planta baja y las ventanas que se abren a los cuatro costados del torreón, y que con seguridad permitían vigilar el viñedo propio, que entonces era de poco más de cuatro hectáreas, lo convierten en un excelente lugar para la holganza. En torno a esas 4,2 hectáreas que en su día hizo plantar el que fuera obispo de Jaca y arzobispo de Tarragona, los hermanos Merayo Feliz, Gabriel y David, se han hecho en los últimos años con algo más de otras veinte, en las que hay espalderas de nueva plantación, ya en pleno rendimiento, pero también cepas centenarias que guardan algunos secretos todavía por descubrir. Es un excelente viñedo, situado entre 700 y 800 metros de altitud y totalmente orientado hacia el sur, con hasta catorce horas de sol en los largos días de verano. En realidad, más que un viñedo en el sentido tradicional, el más grande del Bierzo por extensión, es un auténtico vivero de variedades en el que se cultivan ocho -tres blancas y cinco tintas-, pero pueden encontrarse algunas más. Ese abanico varietal permite a Raúl Pérez Pereira, sin duda alguna el enólogo más creativo del Bierzo, elaborar tres blancos a partir de las chardonnay, cabernet blanc y gewürztraminer, y ensayar nuevos y singulares tintos tomando como base la mencía, por supuesto, pero también las tempranillo, cabernet sauvignon, shyrah y merlot. Los tres blancos, que sitúan a la bodega de Albares de la Ribera en una posición de privilegio en el mercado, se comercializan como Uve A , mientras que los tintos se etiquetan como Quinta del Obispo y Tierras de Albares , éste el único acogido a la denominación de origen Bierzo, al borde de la cual, geográficamente hablando, se sitúan el viñedo y la bodega de Viña Albares, escenario esta vez de una singular cata simultánea de variedades de uva y de las elaboraciones que corresponden en la que participaron hosteleros y sumilleres. En memoria, eso sí, del célebre don Antolín.