Diario de León

El paisanaje

La madre que nos parió

Publicado por
Antonio Núñez
León

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TENÍA RAZÓN Alfonso Guerra, aunque tarde, cuando en 1982 salió del brazo de Felipe González al balcón del Palace para anunciar aquello de que «a España no la va a conocer ni la madre que la parió», palabras textuales que hoy ya son historia en las hemerotecas. Efectivamente Alfonso y Felipe han pasado a mejor vida, no vea usted cómo viven los dos de jubiletas, mientras aquí seguimos los demás mentándoles la madre. Poca cosa más se puede hacer ya, salvando el derecho al pataleo. Del desbarajuste aquel de la transición democrática con Tejero -se sienten, coño- y luego Roldán, Vera, Barrionuevo y toda la pasta gansa de los Gal, los pufos de Cruz Roja, el trinque del papel en la imprenta del BOE, el gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, firmando billetes de a dos mil pesetas mientras metía la otra mano en el cajón del pan, el Gal de los fondos reservados o el timo del 92 en la Expo de Sevilla -las contratas las daba Jacinto Pellón en pellones , unidad monetaria de a mil millones la obra- ya casi nadie se acuerda. Si acaso, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, que ya era viceministra con el exministro maño Belloch cuando le encargaron prender a Roldán en canzoncillos después de dejar en pelotas, con perdón, hasta a los huérfanos de la Guardia Civil. Hay quien dice que cuando, a su vez, lo trincaron en Laos o en el París de las gabardinas, vaya usted a saber, a ella se le torció el morro y desde entonces no puede cambiar el tic. Son los mismos, incluido el paisano presidente Zapatero, que ya entonces era diputado por León y aparecía en la mesa constituyente de las Cortes como el diputado más joven, junto al veterano Ramón Rubial, el más viejo de antes de la República. O sea que de nuevo talante nada. Más bien maulas fuera de temporada. Al cabo de tantas décadas se levanta uno por la mañana y, en efecto, lo mejor que se puede decir del Gobierno de España es el clásico «la madre que los parió». Metidos otra vez en campaña electoral suben las hipotecas, pero Solbes brinda con cada cuartillo palpándose la barriga porque, según él, la despensa que le dejó Rato sigue llena. Los pozos de carbón esperan a que el «leonés del año», Amable Liñán, los lance a la Nasa estratosférica, previa molienda misil en no sé qué fluídos líquidos o gaseosos. Y, en cuanto a la agricultura, no hay más que hacer una encuesta entre los topillos. En vez de sobre estas cuestiones se habla en esta precampaña de chorradas como el referéndum de Ibarretxe, que sólo importa a los cuatro que pescan a ría revuelta desde Santurce a Bilbao, presupuestos no honestas sardinas, y a los catalanes Carod y Artur Mas, que igualmente se afanan en afanar todo lo que pueden. Por Andalucía Chaves promete trescientos euros mensuales para que los estudiantes no dejen el curso y se apunten al PER del paro agrario -el trabajo embrutece, envejece y estropea la ropa- y por doquier se anuncian subvenciones preelectorales para que la juventud se emancipe de la casa paterna a pisos comprados o alquilados a cobro revertido. Son tantos, tan baratos y tan facilones los apartamentos que a veces temo que se me fuguen los gorriones que anidan en mi tejado a la caza de otro nido con subvención oficial. Hay algunos muy pardillos, como cuando yo votaba al partido de Zapatero. En tocante a León y por si no había bastante con el Inteco, el paso a nivel del Crucero, éste va por su vía, el Ave que no vuela y la «ciudad de la energía» de Ponferrada, que no tiene pilas, han inventado ahora la teoría de la birregionalidad de León y Castilla. Apaga y vámanos, porque a buenas horas. Aun reconociendo que los de Pucela son muy cabritos, con su particular centralismo de mapa de cartonpiedra, esto de ahora es otra bobada para que también les caiga por el morro la sopa boba a los Chamorro, Pardo, Otero y demás tropa leonesista, que, a lo peor, sólo aspiran a colocarse ellos mismos en un puesto paralelo al de Herrera, el de la Junta que no ajunta nada. En cuanto al alcalde socialista Paco Fernández, de alias amistoso Raquetas , por lo del tenis, se apunta también, aunque sea de rebote. Es difícil pronosticar lo que dará de sí tanta tontería a cuenta de los impuestos, cuando lo que procede es administrarlos bien, atender a lo que le importa a la gente y, para lo demás, dejarse de pamplinas, ojo a las hipotecas. Efectivamente y como diría Alfonso Guerra, a España no la reconoce ahora ni la madre que la parió. Ni la entiende entre los que parlan catalá, falan galego, no se aclaran con el euskera empezando por el lendakari, sesean en andalusí y chapurrean el bable, que del Pajares pacá llaman lliunés, seguro que para lliarnus. Pero la cuestión es: ¿En qué país vivimos?

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