Diario de León
Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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LA DEUDA, LA TRAMPA, lo que debemos, el débito que nos abruma, la obligación que no podemos cumplir por falta de liquidez, o sea la situación en precario que abruma a la mayor parte de nuestros organismos, políticos, culturales, deportivos y es posible que hasta eclesiásticos, es la madre del cordero de todos los quebrantos de que adolece la sociedad. Debemos tanto y cuanto que no nos queda otro remedio que echarnos a pedir o a robar. En España, dada la situación, hacemos de todo, pedimos porque entendemos que el que no pide no mama y robamos porque según apreciamos a simple vista, robar no tiene riesgos especiales: A lo sumo se produce un encuentro con la Justicia, con el señor juez y se asiste a la sentencia que no se cumplirá en su totalidad, así lo solicita el común de vecinos de la villa. Robar o deber y no dar, es en España un motivo más bien demostrativo de la audacia, de la habilidad y de la desvergüenza con que actúan comunmente los que acaban por asomarse al Juzgado de la mano de la policía. Gescartera, por ejemplo, es una de las asociaciones humanas de más sentido realista y de mayor descaro en la réplica cuando se dispone a ofrecer pruebas de que el inculpado está sufriendo un error policial porque él o ella, están en la organización fiduciaria como adorno. Y algo parecido debe suceder cuando los expoliados por los montajes para coleccionistas de sellos, se encontraron, de la noche a la madrugada con que los directores de la sinfonía se habían quedado con el instrumental y con la letra del compromiso, dejando en la puta calle a cerca de 1.500 infelices que se creyeron que porque en las operaciones figuraran curas y obispos Dios se vería obligado a echar una mano a los estafados. Y no. Los dioses diversos, incluyendo a Mahoma y a su máxima figuración, Alá, tienen problemas más serios, como las guerras y las hambres universales, para parar mientes en las deudas y en las trampas y en las estafas tan de moda. Cuando el Ayuntamiento de San Andrés, por ejemplo, por medio de su alcalde declara que está de deudas el municipio de su mando hasta las cejas del regidor, está denunciando la torpísima maniobra presupuestaria con cierta torpeza o con excesiva prodigalidad cuando se trata de proponer sueldos y subvenciones. Por lo que al que suscribe corresponde, las deudas, como a todo ciudadano de Tercera División, le agobian hasta pensar en pedir o en robar. O quizá lo más acertado pudiera ser, estudiar para concejal de Villaquilambre, donde antes los perros morían de hambre y hoy, por confesión propia nos enteramos de que no, que el que está cayendo en picado es el municipio. Y es que el atraso económico y la Deuda Pública, con licencia del ministro del ramo para redondear el presupuesto está de deudas hasta las cejas. Para equilibrar este desajuste, sube el pan y el butano, y la luz y la sombra. ¡Esto nuestro sí que es un vivir sin vivir y no el de San Andrés del Rabanedo!

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