QUERIDO MUNDO
Impredecible
SOBRE EL TABLERO de Oriente se juega una partida con tantas variables que es capaz de desquiciar al mejor analista. Se demoran las soluciones y se multiplican los problemas, y el resultado es un riesgo creciente en los conflictos. La pasada semana el Comité de Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos ha aprobado una declaración que califica de genocidio las matanzas de armenios por el Imperio Otomano en la I Guerra Mundial. El suceso, aparentemente menor, ha abierto una grave crisis entre Estados Unidos. y Turquía, su aliado preferente en la zona. En paralelo, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha decidido pedir el visto bueno del Parlamento para atacar a los separatistas kurdos del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) en Irak. Algo muy inquietante si se tiene en cuenta que el Kurdistán iraquí -hoy región autónoma- es uno de los principales aliados de Estados Unidos en la región. Por si todo esto fuese poco, Irán continúa su marcha triunfal hacia su particular era nuclear, mientras, en Palestina, Hamás busca negociar con Al Fatah para desbaratar la conferencia de paz que se celebrará en Estados Unidos a finales de noviembre y cuyo gran objetivo es reencauzar el proceso de paz entre israelíes y palestinos. Se esperaba contar con la presencia de Siria, pero el presidente de este país, Bachar al Asad, ha rechazado tomar parte, al no aceptarse que «la vía siria es esencial y el asunto del Golán es el número uno». Un grupo de ex altos funcionarios estadounidenses le han dirigido una carta a Bush advirtiéndole de que el fracaso de esta reunión podría tener «consecuencias devastadoras». Por ello le piden que haga cuanto sea posible por atraer a Siria y, de paso, aislar a Irán. Pero en la Casa Blanca nadie parece darse por enterado. ¿Y qué ocurre, entre tanto, en Irak? Que los insurgentes han atacado la principal base militar de Estados Unidos en Bagdad y que la inseguridad y el caos continúan. En Afganistán la situación empeora y los estadounidenses estudian aumentar sus tropas. Ante este panorama, ¿quién se atreve a hacer un vaticinio esperanzador? Sólo los cantamañanas que venden humo en la Casa Blanca y que confunden la realidad con sus intereses.