Diario de León

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VALIENTE joputa ese memo salvaje que con acosos, saña, insultos y amenazas le arreó una patada en la cara a una rapaza ecuatoriana en el metro barcelonés. A todos, creo, nos dolió como si nos la hubiera dado en la mismísima boca con la que besamos... o mentimos. No tanto al juez, que le devolvió a la calle, aunque se aliviara en su torpeza diciendo que el fiscal no se personó en las diligencias para empapelar a ese tipo que es un insulto con patas y que en el colmo de la chulería y la vileza se ha exculpado sin disculparse alegando que «estaba borracho; y punto»... o emburriando a continuación contra los periodistas por tildarle de racista. Valiente joputa. Aunque ahora el fiscal instruya seguramente un auto de prisión tras la polvareda levantada, incluso internacional, lo cierto es que ese descerebrado y brutal chulo está de rositas en la calle, mientras que la pobre ecuatoriana no quiere salir de casa donde pasa las horas cosiendo miedos y fregando unas imágenes que ya jamás se le borrarán de su cabeza. Y ese crimen, conocido gracias a una de esas cámaras de seguridad que tanto nos revientan por invadirnos la vida, hubiera quedado en otro caso en episodio desconocido y en total impunidad, la que proporciona también una insensible sociedad que quizá estaba personada en el vagón de los hechos en ese tipo que, viendo lo que allí ocurría, escurrió el bulto y la decencia dejando hacer. Pero esa cámara ha convertido en global la agresión fascista de ese imbécil que es carne de correccional... o de patíbulo hecho picota. Quizá tengamos que acostumbrarnos a que la memez y el crimen sean argumento de telediario o regodeo de internet, pero un delito así difundido agiganta su efecto en la víctima, agranda la alarma social y sirve de ejemplo, munición y novedad a todo un nutrido cupo de tarados y aberrantes que se creen raza superior despreciando al otro, excluyendo al débil o eliminando al diferente. Deberían considerarse estos aspectos de la magnitud que ha alcanzado este delito cuando juzguen a este abencerraje, porque si por alguna razón el tribunal aceptara como atenuante el haber estado pedo y mamao, ¿deberemos entonces entender y disculpar que la próxima vez que ese fascista pirulero se emborrache pueda hacer lo mismo?...

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