El «muerto» de los vivos
La muerte les cuesta a los españoles 2.500 euros de media. Sus cuerpos pueden descansar en uno de los 17.000 cementerios que hay en España, municipales, de la Iglesia o privados
«Irse al otro barrio», «el último adios», «pasar a mejor vida», «criar malvas»..., frases hechas que, con mayor o menor fortuna, usamos para referirnos a una de las escasas verdades incuestionables del ser humano: la muerte. Una imposición biológica que nos cuesta a cada español unos 2.500 euros de media. Esa es la factura, la última, que hay que pagar por «descansar en paz y para siempre» en uno de los más de 17.000 cementerios que hay en España -9.146 municipales, 7.919 propiedad de la Iglesia y 32 privados- y que en la gran celebración de la muerte que es el Día de Todos los Santos, el 1 de noviembre, recibirán un año más la visita de millones de personas. Una cuenta que hay que liquidar también si queremos que nuestras cenizas, depositadas en una urna que puede ser hasta biodegradable, se queden en el cementerio -en uno de los «jardines del recuerdo» que han comenzado a proliferar-, en el salón familiar o sean esparcidas en el mar o en cualquier bucólico paraje. A los 2.500 euros que cuesta de media un entierro digno, sin lujos, existe la opción de sumar -sólo para bolsillos pudientes- los 6.000 que puede valer uno de esos ataudes de madera noble, con forro de raso blanco.