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CRÉMER CONTRA CRÉMER

La divisa de la torre de Antonio Pereira

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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EN LA PORCIÓN DE ESPAÑA a la que pertenezco y en la que me encuentro no es corriente que se produzca una crítica real de tal o cual libro aparecido en las nubes del lector, se supone que porque los prejuicios, la diferencia de sensibilidades entre el autor y el lector suelen determinar situaciones distintas y muchas veces contradictorias. Entonces la aparición de un libro que se reputa de indispensable trataiento y conocimiento, se ofrece como un ejercicio, como un gozo, o como un reto. Con los libros de Antonio Pereira, sin duda el escritor leonés más completo, más independiente y mejor formado de cuantos andan por la nómina leonesa, sucede quizá, el fenómeno más completo y a la par más significativo de cuantos se nos ofrecen en el mercado. Porque Antonio Pereira no escribe para proponerse sino para constituirse en ejemplo del lector puro. Antonio Pereira escribe como habla, como siente y como entiende la vida. Lo que recoge de esta su disposición de escritor de casata y de formación, es, extraña y felizmente, el aplauso del público. Yo me declaro, con todas las anotaciones que se puedan proponer, lector apasionado de la literatura de Antonio Pereira: Desde aquella delicada entrega de Una tarde a las ocho , hasta este libro que recojo con pasión titulado La Divisa en la torre , pasando, claro es, por las inefables señales de maestría y de dominio profesional de El s índrome de Estocolmo , o Cuentos de la Cábila . La literatura amplia, delicada, prometedora de Antonio Pereira, cuenta entre sus méritos principales la seguridad de sus sentimientos, la penetración irónica de sus relatos y la delicadeza de tratamiento cuando aborda alguna de las situaciones en las cuales aborda motivos de penetrante intención popular. Antonio Pereira está dotado, milagrosamente diríamos, para todo lo que supone un grado en la fenomenología literaria. Y ninguno de los numerosos y espléndidos escritores y poetas que León ampara cuenta con los dispositivos de tenacidad, de delicadeza, de ironía, de humana sensibilidad de este villafranquino tranquilo y seguro de lo que hace. Como el más completo de los escritores de su tiempo y de su tierra de nacencia ha decidido como mejor medio para comunicarse con el lector y consigo mismo, el estilo siempre delicado de joya pequeña y brillante, del cuento. El cuento no es un relato dejado por gracia a la mitad de su recorrido, sino un modo sagaz y decisivo de expresar en el menor espacio posible la fabulación, la historia, o el cargo de conciencia popular más largo y profundo. El libro que acaba de aparecer, La Divisa en la torre , reafirma en el sentimiento del lector, la finura, la pureza y la sensibilidad de un maestro. Yo sigo buscando la sombra lúcida de la prosa inefable de Pereira para aprender. ¡Gracias!