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REVISTAS para la nena y el nen . Algún padre se atribula, alguna maestra se escandaliza y alguna organización denuncia: las revistas dirigidas a nuestros adolescentes (y adolescentas) son sospechosas en contenidos, valores y orientaciones (estas denuncias se formulan ante el Lucero del Alba, única instancia judicial que entiende en estos casos, pues ante la legalidad en que se editan, poco o nada puede hacerse para que enmienden la plana los que sacan tela de estas publicaciones de rabiosa moda y delirante consumo). Su sustancia es pura chuchería y banalidad; pero también educan, orientan y marcan tendencia poniendo al día a unas doncellas que las acatan y copian porque les dan la razón o por el gusto (y por escrito -escrito está-, no a voces, como en casa: «mamá, que no me rayes; que me dejes», dice la guaja). Estas denuncias ponen el acento en la orientación especialmente dirigida a las chicas, mocinas de catorce años que los padres aún ven como una niña y ya han dado tres vueltas al templo de Venus (¿por fisgar?). Y lo que fisgan en el revisteo es una orden: ponte guapa, sensualízate, llevarás lo que se lleva... y te llevarás al niñato guapo al huerto... tomando tú la iniciativa, porque la mujer de hoy es independiente, rebelde, agresiva y cazahombres, dueña de su papel y de su reino... se les dice a las dolescentas en estas biblias de colorines. Y aquí está otra vez la mujer-muñeca exaltada a los altares de la obsesión bendita. Dicen también que estas revistas bordean con frecuencia lo directamente pornográfico (aunque la tele o la calle ni lo bordean). Así que, sin darnos cuenta, este país pasó del maletín joyero de la señorita Pepis al atiborrado bául con complementos de la Mariguindi y la Mariputi. Aviados van los padres y aviadísimas estas rapazas... instruídas para ser réplicas de escaparate taconeando por la vida pintaditas de lo que ven. Ya no hay abuela que no tenga una nieta con el vientre al aire, marcando hucha y con botas de corsaria al salto. Pero los hijos no obedecen, imitan (lo peor, claro). Sólo obedecen a quien les pinte los sueños de purpurina, así que o detienen a esos editores por no tener licencia de pintor o tu niña llegará un día a casa como la del chiste verdejo, aquella que tenía una minifalda tan corta, tan corta, tan corta, que no se le veía el tipití... por los pelos. 1396927554

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