CRÉMER CONTRA CRÉMER
La Diputación y el Ayuntamiento a la greña
LA EXCELENTÍSIMA LEONESA, (Diputación Provincial) y el Ilustrísimo Ayuntamiento, cuando apenas comenzaban a vivir su vida cada uno, han roto sus relaciones y no decimos que hayan devuelto los rosarios de la abuela, porque quizá alguna de las partes no rece el rosario ni a la hora de dormir. El caso dramático es que ambos organismos, se han echado en cara y en cruz que ninguno de los dos, han cumplido sus promesas en relación con la industria del turismo y León se siente desasistida y sin recuerdos. En vista de la cual y sin recurrir a sus respectivos abogados, han decidido terminar sus relación y hacer la guerra cada uno por su cuesta. La señora concejala de turismo tutelado por el ilustrísimo de Ordoño II, doña Susana Travesí anunció que el Ayuntamiento abandonaba el Patronato, a lo que la señora presidenta de la excelentísima, doña Isabel Carrasco, no se sabe si montando en cólera o tomando el suceso por donde amargan los pepinos, replicó inmediatamente: que ha ordenado y a los técnicos de la casa la disolución jurídica de la entidad, se supone que promulgando alguna disposición que permita que el Patronato, el Centro o el Organismo que corresponda se emplee con urgencia en la recomposición de las relaciones quebradas y la organización del instrumento turístico que corresponda y que aunque sea solicitado un préstamo a Caja España, que es a donde recurren habitualmente para el mantenimiento de sus muchas deudas, tanto el municipio como la Diputación se den cuenta de que León no pueda pasar sin su correspondiente instrumento para garantizar el progreso de los sistemas turísticos de los cuales los afines de la Asociación Poeda (Páramo, Órbigo, Esla) tan gloriosos fruto era obtener. Cuando una de las partes en pena dijo aquello de que está resuelta a promover un turismo profesional y que apuesta por una fórmula jurídica diferente a la que ha estado operando hasta la ruptura, la verdad es que se nos saltaron las lágrimas y se nos impuso en la memoria el cartel de «peligro». Ahora viene lo peor. Y es que el turismo leonés siempre se ha tomado a broma y no digo a cachondeo porque el término leonés siempre se ha tomado a broma y no digo a cachondeo porque el término nos parece poco prudente, pero es lo cierto que en León, salvo poner el mantel de los banquetes y el mostrador de las demostraciones degustación de vinos, quesos y cecinas de chivo, no se ha cuidado de otra faceta del turismo, como si la Cultura, las rutas turísticas, las excursiones con todo pagado, el libro, la pintura o la música no fueran parte muy principal del capítulo turismo, tan dejado de la mano hábil de los hombres. En aquel tiempo de las bárbaras naciones en León se pensó se planteó, además del modo de corregir los dispositivos oficiales de la administración para conseguir almorzar un día sí y otro menos, a falta de pan promover el turismo interior, creando un sistema de rutas por toda la provincia con la colaboración de alguno de los profesores supervivientes¿ Y, oiga, pues llegó incluso a tener éxito. Y eso que por aquellos entonces no se podía asegurar que los numerarios de los cargos fueran más aptos y más honestos que los actuales. ¿Qué pasa para que se produzcan entre nosotros estos divorcios sin permiso eclesiástico?