Sus comienzos se dieron en grupos de aficionados pero su carrera sufre un parón debido al estallido de la guerra civil española en 1936.
Terminado el conflicto bélico Fernán Gómez prosigue el desarrollo de una intensa actividad teatral que abandonará a principios de los años cuarenta para dedicarse de lleno al cine, como actor y también como director.
Terminado el conflicto bélico Fernán Gómez prosigue el desarrollo de una intensa actividad teatral que abandonará a principios de los años cuarenta para dedicarse de lleno al cine, como actor y también como director.
Entre su producción cinematográfica como actor destaca el elevado número de películas en las que ha participado, casi 170 cintas.
Muchas de ellas fueron rodadas durante la época franquista, convirtiéndose Fernán Gómez en uno de los rostros habituales del cine de la dictadura aunque él ha dejado claro en más de una ocasión que nunca sintió una especial moral con ninguno de sus personajes ya fueran de izquierdas o de derechas.
Como director ha rodado veintisiete largometrajes para el cine y la televisión.
Es sin duda todo un ejemplo de polivalencia porque se ha expresado además de en el teatro y en el cine, por medio de poesía, novela, radio, ópera y televisión. Su último trabajo ha sido La lengua de las mariposas (1999) de José Luis Cuerda.
Dentro de los galardones que ha recibido destacan tres premios Goya, El premio Donostia en reconocimiento a su carrera en el año 1999, la Medalla de Oro de las Bellas Artes en 1989, el premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1995, dos premios en el Festival de Berlín como mejor actor, uno en el Festival de Venecia, un Premio Nacional de Cinematografía y la honra de haber sido el único actor que ha ingresado en la Real Academia de las Artes.
Se casó y divorció de la cantante María Dolores Pradera y actualmente su compañera es la actriz Emma Cohen con la que mantiene una relación desde hace ya bastantes años.
Obtuvo sus primeros éxitos con producciones locales de posguerra como La mies es mucha (1948), de José Luis Sáenz de Heredia, en la que interpreta a un misionero español que sucumbe heroicamente, o Botón de ancla (1947), de Ramón Torrado, en la que encarna a un guardiamarina.
Con los años, este prototipo de hombre sencillo y bueno ha ido derivando hacia personajes más profundos y extraños, como el profesor de derecho autoesclavizado de Stico (1984), sátira de Jaime de Armiñán, por la que el actor obtuvo un Oso de Plata del Festival de Berlín.
Como autor teatral, ha obtenido un gran éxito con Las bicicletas son para el verano, Premio Nacional Lope de Vega en 1978, adaptada al cine en 1983 por Jaime Chávarri. Fue también Premio Nacional de Teatro en 1984, y en 1987 fue finalista del Premio Planeta con su novela El mal amor.
En 1987, con la inauguración de los Premios Goya, conseguiría cuatro de estos galardones: a la mejor película, al mejor guión y a la mejor dirección por El viaje a ninguna parte, y a la mejor interpretación por Mambrú se fue a la guerra.
Sin embargo, donde ha logrado sus mejores frutos ha sido en el terreno de la dirección, también en su madurez, con varias películas entre las que sobresalen El viaje a ninguna parte (1986), basada en su novela homónima publicada en 1985, Mambrú se fue a la guerra (1986), o El mar y el tiempo (1989), que también interpreta.