CRÉMER CONTRA CRÉMER
¿Qué pasará mañana?
NO ES FRECUENTE que, respondiendo o correspondiendo a las sugestiones derivadas de la lectura de periódicos, revistas o comunicaciones políticas el lector alcance a disponer de muy serias razones o información veraz y segura para disponer de un acopio de conocimientos que le permitan emitir no tan solo juicios de valor, sino lo que resulta más sorprendente y valioso; datos suficientes como para poder asegurar cuales pueden ser los movimientos de la política al uso y al abuso. Los displicentes leoneses saltarán la letra del comentario o los tiempos de la conversación, sencillamente porque de algo hay que hablar en este mundo además de la derrota del Alonso velocista de la Fórmula 1 y de la marcha victoriosa del Real Madrid, si consigue superar sus propias deficiencias y soberbias. De modo que, partiendo de esta premisa -que por cierto no tiene nada que ver con la poesía, mi querido maestro- no tiene nada de particular o incluso es obligado que las señoras de su casa y las muchachas de fuego, se dirijan a quien estiman como sabio en la materia para preguntar. «Me haría usted el favor de adelantarme cuáles pueden llegar a ser los resultados de estas consultas en las que andamos, cuando sea declarado el resultado de la gran consulta? ¿Seguirá de alcalde don Francisco? ¿Se cumplirán las precisiones idiomáticas del Concejal lliunés y sus adeptos? Y sobre todo: «Quién resultará ganador en la pugna electoral para ocupar el puesto superior del Gobierno de la nación, Zapatero o Rajoy? ¿Y quién considera usted que resultaría más apropiado y más positivo para León? ¿Subirán los precios sin distinción de género? ¿Será cierto lo de situar el mínimo salarial en ochocientos euros tal como se anuncia con la boca pequeña? El cuestionario es de tal naturaleza, tan difícil y tan arriesgado que intentar interpretarle, como acabar la jornada sin ninguna desgracia que lamentar. España, mi querida amiga, seguirá como está sin necesidad de rogativas a la virgencita de Fátima. Y si se nos escapa irónicamente la fase de «Virgen de todos nuestros caminos, trochas y veredas, que me dejes como estoy y te lo tendré en cuenta a la hora de mis oraciones». Y en tu poblado, sea el que fuere, lo único que, quizá se mueva, sean los sueldos y bonificaciones que los padrecitos de la Patria se asignen para sí y para los suyos. Porque la peligrosa manipulación de los precios y de las funciones públicas, inevitablemente arrastran consigo e imponen a la sociedad, los quebrantos económicos y las sublevaciones de los supervivientes de pateras y cayucos, que somos todos, los de Zambia y los de Armunia, los de Senegal y los de la Cañada del Diablo. El resultado real de la situación prevista será que el futuro no es claro ni animoso, porque según los técnicos de la economía universal, la tendencia del comercio, de la industria y de la ciencia en España está pasando por trances tan peligrosos, que toodo se concita para esperar lo peor. No se producirán catástrofes bíblicas, sino que la Humanidad irá decayendo poco a poco, año tras año, gobierno tras gobierno, hasta que se produzca el Diluvio Universal. Esta vez sin barca. Y el maestro me lo dice mirándome a los ojos, mientras murmura: -«Yo más que tú sé que lo malo de la vejez es que le coge a uno viejo».