La sociedad se muestra pasiva y recelosa de las instituciones

La participación ciudadana está bajo mínimos, como resultado de una conjunción de factores (individualismo, hiperconsumismo y déficits de la democracia representativa) que favorecen una sociedad civil pasiva y recelosa de las instituciones. Pero la «esperanza cívica» no está perdida, porque, como se pudo comprobar en el Congreso «Familias: Construyendo ciudadanía» organizado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), abundan en la geografía española las iniciativas locales para revertir esa tendencia y dar respuesta activa a múltiples problemas de convivencia. «Las revoluciones se gestan cada día, en lo pequeño», remarcó Ángel Santos desde la Coordinadora de Tiempo Libre de Vallecas, que se esfuerza por «dar forma concreta a la participación infantil y juvenil generando ocio, no facilitando el simple consumo de ocio» en ese barrio madrileño. Un matiz clave, porque, como había señalado el sociólogo Joan Subirats a propósito del aparente desinterés político de los jóvenes, hay que preguntarse «qué perspectivas vitales les ofrecemos, ya que serán en tanto en cuanto puedan consumir». El retrato de situación de los ponentes en el Congreso sobre Familias de la FAD fue por momentos severo. Vivimos en la época de lo efímero, donde nada se plantea a largo plazo y hay, como dijo el sociólogo Imanol Zubero, un «contexto cultural favorable para quienes no se vinculan a nada». Vivimos, insistió su colega Enrique Arnanz, en la «cultura de la satisfacción y del consumo», fruto del «individualismo más voraz».