Aróstegui: «La ley de Memoria Histórica colapsará los juzgados»

La Ley de Memoria Histórica, aprobada el pasado 31 de octubre para condenar la dictadura del general Francisco Franco y ampliar el reconocimiento a las víctimas de la Guerra Civil, supondrá una nueva «batalla de memorias» y un colapso judicial. Así lo ha manifestado a Efe el director de la cátedra de la Complutense Memoria Histórica del siglo XX, Julio Aróstegui, quien ha participado esta semana en el Congreso Internacional «Historia y Memoria» celebrado en Granada, donde se han reunido los mejores especialistas internacionales en la materia. La nueva ley conllevará una «batalla de memorias» y acarreará «otros problemas», como en la declaración de ilegitimidad de las condenas y sanciones dictadas por motivos políticos, ideológicos o de creencia por cualquier tribunal durante la dictadura. «Cuando la gente empiece a pedir reparaciones, los Juzgados se colapsarán porque habrá que hacer legítimos aquellos juicios franquistas», según ha considerado el historiador, para quien la situación judicial en España «ya está bastante saturada». Por otra parte, ha señalado que aquellas personas que se oponen a la recuperación de la memoria insisten en «no reabrir las heridas del pasado» porque se ven perjudicados moralmente, como es el caso de la Iglesia que, hasta ahora, «no ha pedido perdón públicamente por haber sido culpable de la muerte de muchas víctimas». No se puede comparar Sobre las víctimas, Aróstegui ha considerado que equiparar a las víctimas de ambos bandos de la Guerra Civil es un «error histórico y moral», porque aunque en principio todas las víctimas valgan lo mismo, «los verdugos no». Aróstegui, uno de los historiadores españoles que más atención ha dedicado a los problemas teóricos de la Historia, ha destacado que el debate por la memoria histórica, avivado desde los años 90, ha sido originado por la nueva generación, los nietos de aquellos que hicieron la guerra, quienes «no están convencidos sobre lo que cuentan los libros». En su opinión, esa «tercera generación» no cree a aquellos que hicieron la guerra, ni a los que se opusieron a la Transición, por lo que quieren hacer su propia memoria y hablar de temas sobre los que «se había echado tierra encima», como las fosas comunes. Para concluir que «la memoria hace un favor al mañana, pero no al ayer»