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Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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LA QUE NOS ANUNCIAN ES de índole económica. Y tanto da que pensemos en la gran economía nacional, como que reduzcamos nuestra óptica a la economía doméstica. Lo que sucede, lo que nos sucede a nosotros concretamente es que nuestros conocimientos del fenómeno de los dineros es tan corto y confundidor que apenas si nos atrevemos a arriesgar alguna forma de profecía. No obstante, y corriendo todos los riesgos, sin consultar con el gran ministro actualmente en funciones, estoy, estamos obligados a declarar que las vamos a pasar canutas, a medida que pasan los tiempos feraces de las vacas gordas y de las vides pletóricas y estamos a punto de entrar, según los analistas en el tiempo tremendo de la escasez, del aumento frenético de los precios, de la acumulación de gentes paradas y con toda la cuerda, de Tanzania, de Croacia, de la República Dominicana y de España. Sobre todo lo que nos importa es España. Porque como dice o cantan en Luisa Fernanda , de España soy, soy española y todo lo que acontece en España nos duele, nos preocupa y estamos dispuestos a romper los papeles tradicionales para ensayar al menos unas fórmulas nuevas que nos ayuden a superar esta crisis que se nos echa encima. Porque, dígase lo que se quiera y afilando la máquina de decir mentiras, el tiempo de la decadencia, de la desaceleración de la economía patria está empujando todas las puertas. Y el señor Solbes, en cuyas manos está ahora el pandero, suelta grava y se dispone a solicitar una jubilación honrosa. Ceden, no sin lágrimas, las empresas económicas de mayor solvencia. Y como consecuencia, se acabó la gloria del ladrillo. El elemento indispensable para sostener la marcha industrial del país, el petróleo, supera ya los ciento diez dólares barril, lo que supone la resurrección del candil de aceite. Por todos nuestros caminos llegan bandadas de seres atormentados demandando trabajo y una vivienda. Los rumanos, los marroquíes, los húngaros y los buhoneros universales abordan las costas hispanas y solicitan papeles legales para tener derecho a todo y a algo más. Los técnicos en este fenómeno de la economía perdida intentan combinar teorías con realidades y trabajan afanosamente en la invención de situaciones milagrosas de ficción para que los gobernantes puedan salir del paso sin riesgo de caer en el hoyo... Porque a la hora de las decisiones positivas y posibles, que es la de imponer reglas de economía real en todos los departamentos y jubilaciones sagradas, ningún ex admite que le sean tocadas sus prerrogativas... Por ejemplo. Es un decir, un apunte sobre la marcha: Entre los dineros que deben los organismos de León (Diputación, Ayuntamiento, centros y asociaciones para sacar niños de Chad, etc., etc., se podría reunir una cantidad suficiente para erradicar de las capitales pobres, como la de León, esa enfermedad endémica que consiste en acoger en nómina a todo amigo, pariente o vecino de quien ocupa «el puesto que tiene allí». O sea que, como dice la prensa al alcance de la mano, el Ayuntamiento llionés, felizmente reinante, gasta en personal deportivo, de jardines y de atenciones singulares, más que el mismo organismo en Educación, en libros, en cultura propiamente dicha. Y siendo, como dicen que somos, menos población andante que Gijón o que Oviedo, por ejemplo, es otro decir, cuenta con mucho mayor núcleo de empleados, funcionarios o afiliados a la nómina municipal hasta que los dineros se nos acaben. Y así, señores de la sala ¡no hay quien viva ni quien gobierne...!