Diario de León

El paisanaje

A mí, que me registren

Publicado por
Antonio Núñez
León

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NOTICIAS FRESCAS. El Ayuntamiento de León debe a bancos y proveedores, Dios proveerá, doscientos millones de euros, que, al cambio de un par de corporaciones atrás, son unos 34.000 millones de pesetas, peseta arriba o abajo y se dice pronto. Dividiendo esta cifra entre 150.000 vecinos tocamos a unos 40.000 duros per cápita y casi un kilo por familia. Hasta aquí los números, que es lo que cuenta. Más noticias frescas que traen estos días los periódicos: si el Ayuntamiento no paga, le pueden cortar la luz, el teléfono, el gas y hasta el crédito en la tienda de la esquina. El agua no, porque, como la vende él, la pagamos nosotros. Hay que tocar madera, no obstante, para que no se rice el rizo. Los frescos del barrio, léase los concejales del PSOE y del PP, andan ahora enzarzados en la eterna dialéctica del «y tú más» a cuenta de la astronómica deuda municipal que no se sabe cómo se ha disparado ni quién apretó primero el gatillo. Y, hombre, tiene tazón el alcalde Fernández, de alias cariñoso Paco Raquetas , cuando dice que su partido ha estado prácticamente de recogepelotas durante las tres décadas que mandaron Morano y Amilivia a medias con el leonesista De Francisco -mucho morro, Chamorro- salvo los breves descansos de Pérez de Lera, hace treinta años, y el primer paréntesis de él mismo en la pasada legislatura. A medias también pasaron como un breve soplo los ex alcaldes Villarig y Diego Polo, ambos buenos chicos, aunque tampoco dejaron de darle no vea usted qué aire a las arcas del interventor. Habiendo sobrevivido en números rojos a no menos de media docena de alcaldes, servidor echa las cuentas del vivir al día, repasa el debe/haber pero no hay y concluye a las tantas, como el filósofo de Asturias, patria querida, que cobraba a la vez de Ensidesa, de Hunosa, del paro, y de dos prejubilaciones del INSS que «el dineru non ye de nadie, home». O, por lo menos, lo parece. O parecía, porque se ha acabado el chollo, así que va a subir el IBI un treinta y tantos por ciento -ojo al próximo catastrazo, que puede ser del doble- la de la basura, las guarderías, las multas, el impuesto de circulación, la ORA, etcétera, así que va a ser verdad que Hacienda somos todos. De los servicios municipales que se prestan desde el Ayuntamiento sólo dos se salvan de la ruina, a saber el del agua, que aquí sobra, digan lo que digan Al Gore y la ministra Narbona, y los funerarios de Serfunle, que te cobra el apartamento para el otro barrio a tres mil euros el metro cuadrado de nicho (precios especiales si, después de incinerarte, cabes en una caja de zapatos). Todos los demás son una ruina y la clave está en la cantidad de gente que cobra del Ayuntamiento, descontados bancos y proveedores. La plantilla de funcionarios y trabajadores municipales es hoy de dos mil y pico paniaguados, lo que la convierte en la tercera empresa de la provincia, sólo superda por el Inem y Victorino, el que también paga a plazos en la MSP. Respecto a la burocracia, hay tantas colas de paisanos a este lado de la ventanilla como de funcionarios al otro para un matasellos. Y, en tocante a la calle, no hay más que observar, ahora que empieza la poda de los arbolicos, a las cuadrillas municipales de jardines compuestas por el siguiente personal: un solo árbol, una tijera blandida a dos manos por el contratado a dedo de turno, otro para sostenerle la escalera, un tercero que no se quita la chupa por si llueve y el capataz ingeniero externalizado que audita el trabajo de los otros. Al final llega una cigüeña y aprovecha las ramas para el nido, porque el servicio municipal de recogida no viene hasta el día siguiente. A lo que íbamos, andan los concejales del PSOE y del PP a la gresca sobre por qué no tienen crédito. Y han pasado del díjome díjome a cuestiones personales, como viajes, cenas con o sin novio y patatín y patatán. Esto le da la risa a cierto ex patrón mío que pagaba a las putas con la visa de la empresa para que no se enterara su mujer. Como seguimos siendo amigos es los que decimos los dos sobre la deuda municipal: «Cuidados ajenos de los mis cojones cuelgan». Hemos llegado a esta situación por una simple cuestión de tiempo y no hay vuelta de hoja, como diría el jardinero entre poda y poda. En vez de alcaldes que arreglaran la bombilla del alumbrado y taparan los baches, tampoco se les eligió para más, algunos se están superando en crear centros cívicos de la partida del tute, casas de cultura del pasadoble arrimao el domingo del jubileta, el vacío de la azucarera Santa Elvira y cosas así. Hasta hubo un concejal, Yijo, que inventó la tirolina, sutil artefacto para que los adolescentes no dieran tumbos con el alcohol en el Barrio Húmedo y bajaran directos por una cuerda desde la Catedral, pero sobrios. Lástima que él mismo esté ahora en la cuerda floja.

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