Los ojos de quienes no ven

Tuca y Lince se convirtieron en los protagonistas de la exhibición de perros guía que tuvo lugar ayer en la plaza de San Marcelo y que supuso el colofón a los actos conmemorativos del Día Internacional de las Personas con Discapacidad que se celebró el pasado 3 de diciembre. Estos dos ejemplares de raza labrador mostraron a todos los presentes su buen hacer a la hora de facilitar la vida cotidiana de los ciegos, gracias al trabajo que realizan en la Fundación Once del Perro Guía, donde les enseñan a ser los ojos de estos discapacitados. Además, esta iniciativa, en la que han colaborado de forma conjunta Ayuntamiento y Diputación de León, sirvió de muestra a los leoneses para saber cómo se educa a estos perros y como trabajan día a día hasta conseguir estar lo suficientemente formados para acometer su labor. Entre los presentes en esta exhibición se encontraba Santos Llamas, presidente de Caja España -otra de las entidades colaboradoras, a través de su Obra Social-, Teresa Gutiérrez, concejala de Bienestar Social del Ayuntamiento de León, además de representantes de las distintas asociaciones de discapacitados que han participado de manera activa en la elaboración del programa conmemorativo del Día Internacional de las Personas Discapacitadas. Teresa Gutiérrez destacó el trabajo de estas asociaciones y abogó por el trabajo conjunto de todas las personas para la integración de los discapacitados. Autonomía y seguridad La Fundación Once del Perro Guía es la encargada en España de proporcionar gratuitamente a las personas con discapacidad visual un animal que le ayude a desplazarse con más autonomía y seguridad. Desde su puesta en marcha hace 15 años esta institución ha entregado más de 1.000 perros guía, si bien en los últimos años el promedio es de unos 100 perros anuales puestos a disposición de los usuarios. Según explicaron ayer los representantes de esta escuela que se encargaron de la exhibición y del trabajo con los perros, estos particulares guías llegan a la fundación a los 45 días de nacer y allí permanecen alrededor de un año para formarse. De una educación general en los primeros meses, se pasa a una más concreta. Se les enseña a ser obedientes, a caminar junto a su amo, a sortear los obstáculos y a ser pacientes. Una vez terminado el periodo de formación, comienzan su vida con los ciegos, a los que facilitan sus tareas cotidianas y a quienes sirven de ojos y de amigos.