Cerrar

CRÉMER CONTRA CRÉMER

¡Esto va a ser jauja!

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

Creado:

Actualizado:

NO ES PRECISAMENTE por que estemos a dos pasos de las elecciones para elegir a los gobernantes que nos toquen en gracia o en lo contrario, no es precisamente esa circunstancia gloriosa, lo que nos mueve a sospechar que nos movemos en las cercanías de un tiempo feliz. Es que desde los centros más importantes de la realidad española en gráficos y discursos se está repitiendo hasta la saciedad, que se dice cuando se acaba de conocer el santo de la chica, que así que pasen unos días, unos meses para ser exactos, con el resultado de la consulta electoral, sabremos qué va a ser de nosotros, si conseguiremos unos salarios que en su mínimo superen a los mil euros o si para completar la felicidad prevista de los españoles, así que lleguen las festividades que se previenen para la celebración de alguna de nuestras fechas memorables, dignas de ser anotadas en las agendas de todas las familias, los españolitos contribuyentes siempre temerosos ante la llegada de Hacienda, no tendrán necesidad de temer, porque el Gobierno reinante se preocupará de dictar la ley en la que los españoles que no sobrepasen los 16.000 euros al año, serán exentos. ¿Y ustedes saben lo que significa ser exentos de la llamada inspección tributaria? Tanto como si nos tocara la lotería de Navidad, que es en la que los españoles confiamos además de en la virgen de mi calle, para no hundirnos en el descrédito y en la miseria. Porque hacia esa solución social vamos como va el agua del Torío al mar de los sargazos. Unos y otros, los de derechas y los de menos derecha pero de derechas republicanas, se están esforzando durante estos días del gran ofrecimiento, en convencer a los señores y señoras de la sala de que no hay por qué gemir ni por qué llorar, dado que con la solución electoral vendrán nuestras alegrías, nuestras glorias. Y dispondremos de más dineros para comprar leche para los niños y para los ancianitos y nuestras deudas serán perdonadas o poco menos para que sigamos pagando la vivienda y dando de comer al chico que estudia. Todos prometemos algo que hará cambiar nuestras vidas y quizá, tal vez, quién sabe, convendría que para evitar agravios comparativos, desengaños mortíferos y cupos de rabia para seguir soportando los vaivenes de la política económica, todos los que ahora supervivientes, antes de que sea tarde cuando conozcamos la frágil verdad de tantas promesas apagadas y tan abominables desengaños se nos ofrezcan. Porque una cosa es prometer y otra sembrar trigo y dar pan barato al que lo ha de menester. Y si nos engañamos de nuevo, si los señores que ocupan los estrados electorales para decirnos que seremos tan felices que comeremos perdices y todo, se callaran al menos seguiríamos esperando... Y eso es lo verdaderamente malo: Esperar. Llevando esperando cientos, miles de años, y seguiremos lo mismo y los mismos: Los unos cortando el cupón y manipulando magnitudes económicas y malversaciones políticas; y como es bien sabido, el que espera, desespera. Y ya somos muchos los que en estas tierras de promisión para algunos que es España, rompen los papeles y cambian el rumbo de su patera personal. Señoras y señores de los que al decir de una señora ministra más tiesa que una vara de acero y flexible como un junco: «Nosotras nos rompemos, pero no nos doblamos». Como se proclamaba en algunos Ayuntamientos españoles de por el siglo XVII, «señoras y señores, estad justos y derechos». Y menos viajes para los viejecitos jubilados y más pan blanco... Gracias.