Cosas de aquí | De aromas y sabores
Don Suero causa sensaciones
Bodegas Vinos de León somete a examen público la definición del carácter de su vino más emblemático después de diez años de intenso trabajo en la viña, en el laboratorio y con la madera
Para empezar a hablar, prieto picudo de viejas cepas de Pajares de los Oteros, por supuesto. Y a partir de ahí, todo por decidir. ¿Fermentación en depósitos de acero o en grandes tinas de roble? ¿Crianza de catorce o mejor de dieciocho meses? ¿Roble americano o francés? ¿Grano fino o extrafino? ¿Tostado de alta expresión, medio o medio plus...? Bodegas Vinos de León-Vile SA somete a la consideración del público la definición del carácter y el futuro de su vino más emblemático. Una idea nueva y realmente sorprendente. El Don Suero, que acumula todos los grandes premios nacionales o internacionales del máximo relieve, que figura permanentemente entre los cien mejores vinos del país y que corona su palmarés con un Zarcillo de oro, lleva nada menos que treinta años reinando en la tierra del prieto picudo. Y no va a abdicar. Todo lo contrario. Para fortalecerlo, la dirección técnica de la bodega viene trabajando desde hace un decenio en la definición de lo que ha llamado «nuevas sensaciones del prieto picudo», un «tesoro enológico», en afirmación clara y concisa de Antonio Gómez Corral, uno de los hombres que dota de alma al vino. Los resultados de ese trabajo son sesenta conclusiones, sesenta maneras distintas de hacer un vino. De ellas, tres han sido expuestas a los especialistas, la crítica, el público entendido, clientes, distribuidores, etcétera. Se trata de recoger opiniones y básicamente elegir entre tres propuestas finales: dos elaboraciones mediante fermentación en depósitos de acero y crianzas de catorce meses, pero en robles americano de alta expresión y francés de grano fino y tostado medio plus; la tercera, fermantación en tina de madera y dieciocho meses de crianza en roble francés de gano extrafino y tostado medio. El efecto de la madera sobre idéntico vino del 2004 es ciertamente sorprendente y, aunque hay gustos para todos los vinos y al revés, y descartada la primera vía por la notable incidencia del roble sobre la armonía general del resto de las sensaciones, la tercera propuesta es también mejor que la segunda. Refrendado por el público el criterio y la preferencia del enólogo, parece que queda claro cómo será el Don Suero del futuro. Eso sí, con el compromiso de la bodega -y la convicción de que así deber ser- de que sólo se elaborará a partir de vendimias excelentes, aunque eso suponga para la casa abrir huecos como los que hubo entre las cosechas de 1996 y 1999, o entre el 2000 y el 2004. Y pese a ello, si no fuera por el Don Suero «nunca se hubiese hablado tanto del prieto picudo». Lo dice Gómez Corral.