Conejo general

EL CONEJO no está aquí, se ha marchado esta mañana, por la tarde volverá, uy, ya está aquí haciendo reverencias, tú besarás a quien te guste más... Cantaba el corro a coro la cantinela infantil. Lo entona hoy la carestía del súper. Han vestido al conejo de villancico para gazapear los precios locos; objetivo gubernativo al canto. Vuelve a casa, vuelve, conejo de Navidad. Y turrón duro. A roer almendra o estaca, que hoy es Nochebuena y mañana Dios dirá. ¿Será por villancicos?... Otro resuena batiendo olas en la escollera del recuerdo: La Nochebuena se viene, tururú, la Nochebuena se va, y nosotros nos iremos, tururú, y no volveremos más... ¡coñó!, qué alegrías nos gastamos... y saca er orujo, cheli, que vamo a hasé un guateque... conejón. Sorprende, sin embargo, que los gubernamentales de la economía no sugieran que, amén de cantarle un funfunfún al conejo navideño, volvamos también este año a sacar al gaitero de una botella de sidra porque es más barata su murga de fuelle que el caché de la Caballé en un cava o el de esa orquesta zíngara que duerme en un moesandón o junto a la viuda de Clicquot. Y, ya puestos, higos en vez de pijoferreros, lombarda por angulillas, escabeche por besugo, gallina huera por lechón, cuturrús por chivas, sequillos de casa por turrón de cáiz, unas pasas por mantecados o peladillas... y así hasta volver a la patria de lentejas y avellanas en la cena de fin de año. Que suba el pollo y el conejo se agazape pide chiste bobo y barato (peor sería cumplir con el género contrario y nombrarlos en femenino). Tendremos que comer conejo, pero reír, nos reiremos un rato. Échale chiste y recuerda: A Arancha Vicario no la aceptaban en Wimbledon porque al ser bajita, el conejo se comía la hierba. Errata en la revista «Ecclesia»; se les fugó una ese: «el Papa ofreció a las monjas de esta congregación un ramillete de conejos». Hasta el mismísimo BOE puso un día «Conejo General del Poder Judicial» (atribuyen también a la reina Sofía un tropezón de dislexia en una clausura que redondeó y depuró este concepto con un «Consejo General del... Joder Pudicial», lo que para el contrariado por la justicia es algo obvio). En fin, que esta vez de la chistera del Gobierno ha salido un consejo, sólo un consejo, porque dicen que el conejo has de ponerlo tú.