Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

La hora del cambio

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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¿OTRO CAMBIO A LA VISTA? Pues parece ser que sí, que los augures, los gansos del Capitolio anuncian unos cambios inevitables, dado lo confuso de la economía, de la política y de la ciencia, que padecemos en esta España múltiple. Se anuncian cambios en el idioma que nos enseñaron en el colegio público al cual nos fue posible asistir; nos lo impusieron desde las Cortes cambiantes de Madrid para toda España, poniendo a unos después de jubilar a otros; nos lo anuncian seriamente, sin someterlo a referéndum, los hablistas del municipio, cuando anunciaron que poco a poco acabarían por imponer el dialecto llionés en todos los colegios; lo estamos sufriendo los padres cuando nos anuncia la policía que nuestros hijos, en uso de sus facultades y derechos, amenazan y hasta agreden a los profesores, rompiendo de este modo los viejos hábitos de enseñanza que declaraban que la letra con sangre entra e imponían reglas o simplemente hacían uso de la regla para el adecuado castigo al discípulo burlón. Y ahora, por no aburrir, el muy ilustre y complicado ayuntamiento de Villaquilambre, famoso por sus múltiples atributos, anuncia urbi et orbi que allí donde se venía anunciando desde tiempos inmemoriales que por San Juan eran o debieran ser las fiestas más o menos patronales, se celebrarían a partir de este histórico momento la celebración o mejor la memoria histórica del 24 de Abril, que fue, a lo que se desprende del decreto, la fecha en que los leoneses se echaron a la calle como un solo hombre y una sola mujer, para acabar con los franceses y adorar a las francesas (que se escribe en el Tenorio de Zorrilla). Salvo los seis ediles de Civicus, que por cierto no alcanzamos a entender ni el nombre ni los apellidos, todos los concejales salvo el del Impovi, nombre que todavía no hemos conseguido traducir al castellano, votaron a favor del cambio de nombre, y de fecha de celebración de la efemérides gloriosa de la sublevación de los seminaristas del San Froilán, que por cierto acabaron vencidos pero no humillados en el Corral de San Guisán. Pues quede la fecha del 24 de abril como la del alzamiento contra los gabachos siendo el año de 1808. Este capítulo de la memoria histórica, solamente aparece inscrito en el programa festivo de León obedeciendo los dictados del municipio de Villaquilambre, el cual sigue fielmente la tendencia natural de los leoneses de cambiarlo todo. Y no es por meternos donde no nos importa, que sí que nos importa, sino porque no todos los cambios son acertados ni convenientes y como en la parábola del lisiado y la virgen convendría pensar en que quizá, quién sabe, tal vez, fuera más conveniente examinar el estado del lugar, las posibilidades de vida digna de sus habitadores y la creación de colegios y centros de salud, en tanto se conseguía surtir la cesta de la compra con los artículos de primerísima necesidad sin necesidad de vender a los niños o el colchón de los buenos sueños. Porque nosotros, por suerte o por desgracia pertenecemos a la generación de San Juan y lo de la invasión de Napoleón y sus mamelucos nos la trae floja. Y es que lo de San Juan, realmente no era en su creación sino una conmemoración agrícola. No se celebraba ni a San Juan ni a San Pedro, sino el fin o el principio de tareas que convenían a nuestro pan de cada día. Si nos entregamos a peripecias históricas y abandonamos el campo, el agua y la remolacha, nos podemos quedar sin agua y sin pan. Que hacia donde vamos. Y ustedes perdonen la intromisión.

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