Amor e intercambio de fluidos

Una canción de amor¿ o unas rosas que flotan en la eternidad del mar. Luis Eduardo Aute es, para casi todos, un recuerdo que tiene como referencia a la poesía, a una melodía en la que vuelan palabras de amor. Pero Aute es mucho más, es también un pintor, un artista que nos trae en sus cuadros referencias a los fluidos corporales, en los que busca una contradicción con las ideas. Lo prosaico enfrentado a lo idealizado, la verdad cotidiana e ineludible de cada ser humano enfrentada a la poesía que nace de la nada, de lo intangible. Sexo, ironía, sexo, surrealismo, sexo¿ Luis Eduardo Aute había prometido hace ya mucho tiempo traer sus cuadros a León, pero las circunstancias que permitieron en su momento que los leoneses le conocieran como cantante impidieron una y otra vez que esta otra faceta creativa del artista pudiera ser admirada. Charo, la directora de Sharon Art, mantuvo su empeño por conseguirlo y ayer, por fin, los cuadros de Aute, pertenecientes a su serie Fragmentos fluidizos , cuelgan ya de las paredes de esta galería cercana a la Catedral. Luis Eduardo Aute ha supervisado con sumo cuidado la instalación de sus obras. «Mi disposición es algo muy personal. Al artista le gusta mirar cada detalle, cada tonalidad, incluso los aspectos subjetivos. Todo esto es muy importante», afirmaba anoche el artista. El hilo de la exposición son «los fragmentos fluidizos que se muestran en los dibujos. Juego -dice- con los líquidos corporales buscando una contradicción entre las diferentes ideas que se exponen. La exposición la forma una pequeña colección de dibujos en torno a la sangre, el sudor, las lágrimas, el semen y la saliva. Todos son principios¿. menos las lágrimas, que son un final. Realmente los dibujos que están expuestos aquí los he ido buscando yo y son el principio de una serie mucho más exhaustiva que realizaré en torno a los fluidos y los juegos tridimensionales». En esta expresión gráfica de su pensamiento, Luis Eduardo Aute es capaz de mezclar la sangre con las lágrimas, de hablarnos del universo líquido que hay en cada se humano y él, tan volcado en la poesía, llega a lo prosaico asegurando que «el acto del amor es un mero intercambio de fluidos».