El obispo de Tenerife asegura que hay menores que incitan al abuso sexual
La entrevista que el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez concedió este lunes al diario local La Opinión no tiene desperdicio. Primero trascendieron sus comentarios sobre la homosexualidad -«perjudica a las personas y a la sociedad»- y su apuesta por «reorientar» esta opción sexual, con gran escándalo de estos colectivos. Ayer jueves se supo que, además, recalca que hay menores que «consienten» los abusos sexuales e incluso «si te descuidas, te provocan». La diócesis tinerfeña salió al quite y negó que el obispo pretendiera justificar «ni comprender» un fenómeno «absolutamente rechazable» como el abuso a menores. Con todo, las declaraciones del prelado al diario tinerfeño causan asombro. Preguntado por los casos de abuso a menores denunciados en diócesis católicas en distintos países, Álvarez responde que «puede haber menores que sí lo consientan y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan». «Esto de la sexualidad es más complejo de lo que parece», añade. El obispo, además, traza una comparación entre homosexualidad y los abusos. Entiende que existe una «diferencia clara», pero se pregunta «¿por qué el abusador de menores es enfermo?» y el homosexual no. Los colectivos de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales de Canarias salieron en tromba. Lo manifestado por el representante episcopal «representa las posturas más retrógradas de la Iglesia Católica», al tiempo que denuncian «todo intento de crispación social que ciertos sectores realizan al lanzar mensajes llenos de odio como éste», señalaron en un comunicado. Las manifestaciones del obispo han unido a todos los colectivos de las siete islas que además añaden que Álvarez «se confunde cuando opina que no es políticamente correcto hablar de la homosexualidad como una enfermedad, porque no es cuestión de corrección al hablar sino de manejo de la información y adecuación a los tiempos, de la misma forma que en la actualidad nadie en su sano juicio defendería teorías del pasado como la supremacía de la raza blanca, del hombre sobre la mujer o la inconveniencia de los matrimonios interraciales»