EL AULLIDO
Amancio Prada o el amor es una forma de tocar
LO CONFIESO: acabo de escuchar el recién editado CD de Amancio Prada con canciones de Leo Ferre y ahora estoy fuera de mí mismo. Y es que uno entra en el templo de la música como despojado, expectante, aprendiz de ave migratoria nuestra alma, y puede olvidarse por un momento de las contrariedades, las rutinas y las mediocridades para quedarse así, suspendido, conmovido, felizmente enganchado en una nube como las bandadas de gorriones o de ángeles. Uno escucha a Amancio Prada y descubre que existe el más allá. Entonces, así, celebrando ese elogio de la claridad y la poesía, aprendes de nuevo que existe un alivio para el alma y lo proporciona amablemente la verdadera cultura, la belleza; aprendes sin pretenderlo que hay una parte de tu interior que también necesita atención, mimo, cuidados¿ Y sales de ti mismo sin barreras ni límites... Y te expandes¿ La refinada música es el idioma de la libertad. Pero no resulta fácil alejarse del ruido del mercado, de la calle y de las cosas para entrar en este sonido nutriente donde se dialoga con el tiempo y con la mente, donde se nace y se vive, donde se siente, donde uno se sincera de pronto ante el espejo al imbuirse de recuerdos, de pensamientos, momentos, de tesoros que regala esa alta palabra cuando se hace también música¿ Escuchar hoy, pues, este hermoso CD de Amancio Prada tiene que ver con discrepar, imaginar, creer, tener bandera propia, conducir por los Campos Elíseos un viejo tiburón recordando con nostalgia aquella revolución que no pudo ser como un Leo Ferre moderno que se dijera a sí mismo que vale, vencerán, podrán encarcelarnos incluso, sí, podrán reducirnos el espacio pero no la libertad. Oh, un nuevo CD de Amancio Prada es un otro instrumento con el que amar la vida. Y es que cada vez que uno se adentra en la piedra semipreciosa de su repertorio descubre algo sobre sí mismo y el mundo mediante esa filosofía sonora popular y culta, ponderada y de siempre. Y así el planeta se vuelve más humano y habitable ya que la música de este inspirado intérprete es altamente depurativa, sí, y puede por eso producir dentro de quien la escucha un milagro -el milagro de lo bello- ahora que nuestra sociedad vive de espaldas a la poesía y a los milagros. Por supuesto hay música de consumo inmediato y olvido aún más inmediato pero además, minoritaria e intensa, aquí están las nuevas propuestas sonoras de Amancio Prada capaces de introducirse en un espacio restringido de nuestro espíritu, y devolvernos así cierto ritmo sereno y meditativo más acorde con nuestros propios ciclos naturales y mentales. Refinado, tierno, íntimo, elevado, sutil, casi de otro siglo u otro mundo este CD, esta invitación a la hondura, constituye una de esas experiencias sólo para elegidos que se sitúa al margen de los subproductos, del mercado, de la falsa cultura, de la falta de alma en cualquier caso, y por eso uno lo escucha como el hombre que vio por primera vez un arco iris. Uno lo escucha y, al hacerlo, efectúa un elogio de la calidad. Hay notas musicales inspiradas que portan más significados que muchas palabras, sí, pero a la vez hay palabras intemporales escritas desde dentro por personas que tienen respuestas. Cuando ambos poderes -la palabra y la música- se unen simbióticamente producen un efecto imborrable en las personas sensibles; eso que los místicos comparan con volar. Este CD, aunque profano, además de alimentar sensibilidades supone una invitación a vivir con fe en estos tiempos nuestros en los que la injusticia, la frivolidad, la economía sin alma y la política sin ideología siguen engendrando descreídos¿ ¡Hace falta a veces tanta fe en el hombre para desear seguir siendo un ciudadano! Ah, la guitarra puesta en pie de Amancio Prada... Ah, su música enseñándonos que el amor es una forma de tocar...