... y ser grandón

DE GRANDONES está esta actualidad bien servida. Si le pones un uniforme a un tonto, dale por el culo sopas, que por la boca cagará sentencias. Si a un cagadogmas le dejas una pistola, te exigirá que le beses el culo o te apiolará si le llevas la contraria. Si a un chulo le quitas el uniforme y le haces capataz de un estado, te pondrá a trabajar en sus esquinas, que arrieros putos somos y en la soberanía nos encontraremos. Grandón es Chávez, grandona es la inquina etarra, grandonismo es moda, la tele grandonea a los grandones... y gente grande apenas queda. Y si Eta arremetiera ensayando algún zambombazo estragante en estas rectas electorales donde se envala el verbo y se incendia el adjetivo, ¿quién se beneficiará poniendo espoleta al voto?... Y si Chávez anuncia que, ganando en España los populares, él nacionalizará los bancos, ¿aplaudirán los socialistas con las orejas?... Aquella cartela del chigre asturiano -«Prohíbese cantar, blasfemar y ser grandón»- no va con el etarra nublado ni con el presidente venezolano, quien para jalear su reforma constitucional salió al estrado de la voces y las amenazas con una criatura nieta y le cantó una nana con rudeza paternal (gran desfachatez y desafine, pero el alma femenina de su audiencia se mojó en leche y su voto fue torrija). Chávez blasfema lo suyo poniéndole a Cristo dos pistolas y escupiendo al cielo con el fusil que dice cojerá si es necesario defender la patria. Y en cuanto a lo de grandón, no parece caber duda. Ahora bien, aclaradas así las cosas, ¿por qué no le prohiben al Hugo ser zupeiro, por qué el voto le refrenda?... ¿qué pueblo acomplejado o humillado no sueña con ser un día tan grandón como el que predica?... ¿y quién no quiere sentirse humillado para justificar después su patada?... En tiempos de confusión y cambios los caudillos brotan plantando era. Se trillan verdades y mentiras juntas, que el pueblo agradece que le den un pan hecho de cal y arena (si la poesía es un arma cargada de futuro, ese pan es un arma cargada de pasado para que haga sopas el resentido). Bien lo sabe Putin en la Rusia de su perpetuación. Muy bien lo telepredica Chávez en su púlpito de carismático vitalicio ante parroquia condenada a ser grada y consigna. Si el grandón quiere ser líder, el líder sólo sueña ser caudillo.