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Su recuperación ayudará a las zonas rurales a través del turismo o la creación de empresas

El patrimonio de Europa cuenta con unas salinas ibéricas de interior únicas

De las 250 existentes en la actualidad sólo un 10 por ciento permanecen activas

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T. Fernández - león
León

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Según se afirma desde la Asociación Cultural de Amigos de las Salinas de Interior, de las que se calcula que sólo un 10% de las cerca de 250 existentes actualmente permanecen activas y situadas en su mayor parte en el tercio oriental de la península, serán incluidas en un inventario que pretende divulgar un fenómeno poco conocido que esconde un patrimonio natural y cultural «único en Europa». El origen de las salinas se remonta a hace unos 200 millones de años cuando los mares cubrían la península y, al evaporarse el agua, se formaron costras de sal en el subsuelo que emanaron como salmuera cerca de la superficie. Katia Hueso, presidenta de la citada Asociación, afirma que tienen tanto valor como otros paisajes reconocidos (estepas, dehesas), y constituyen uno de los ecosistemas más curiosos en el mundo. Son lo más parecido, en cuanto a flora, por ejemplo, a una costa marina pero a cientos de kilómetros del mar y, en muchos casos, a mil metros de altitud. Estos parajes fueron explotados para la obtención de sal por evaporación solar y tuvieron gran importancia económica hasta su abandono a lo largo del siglo XX, cuando dejaron de ser rentables. Hasta entonces, fueron muy importantes para las zonas donde se ubicaban, ya que las dificultades en el transporte de mercancías dejaba muchas zonas del país aisladas, con lo que el abastecimiento de la sal era de alcance comarcal. De esta forma, el ambiente que se desarrolla constituye los denominados «paisajes de la sal», un ecosistema que se genera por la presencia de este recurso salino y su explotación sostenible por el hombre. Según los expertos, gracias a las curiosas condiciones que proporciona la sal se dan una flora y fauna muy características adaptadas a condiciones de salinidad muy alta. Ejemplo de ello es la Salicornia, parecida a un «manojo de espárragos» que se cultiva para condimentar ensaladas, o la Artemia salina, un pequeño crustáceo cuya supervivencia permanece amenazada en la actualidad, ya que las salinas de interior constituyen el último reducto de esa especie autóctona. Investigación La recuperación de las salinas de interior podría ayudar a repoblar áreas deprimidas a través de actividades turísticas, proyectos de educación ambiental o empresas de productos artesanales como la alfarería o la producción de queso. Además del catálogo, la asociación publicará un libro con información más amplia de las salinas más importantes como Imón y La Olmeda (Guadalajara), Poza de la Sal (Burgos), Salinas de Añana (Álava), Gerri de la Sal (Lérida), Rambla Salad (Murcia), Hortales (Cádiz) y Arcos de las Salinas (Teruel). La Asociación de Amigos de las Salinas de Interior nació en el año 2002 en Sigüenza (Guadalajara), cerca del Valle del Río Salado donde funcionaron doce salinas a lo largo de la historia. Una de estas instalaciones, las Salinas de Imón, fueron declaradas Bien de Interés Cultural en 1992, aunque ello no sirvió para frenar su deterioro ni para aumentar el conocimiento de estos lugares tan especiales. Desde su fundación, la Asociación dedica su actividad a la investigación y difusión del patrimonio natural y cultural de lo que se denomina como de la sal, y cuenta con la colaboración de estudiosos, salineros, administraciones públicas y otras entidades en distintos lugares del mundo. Desde hace dos años, organiza anualmente el de Salinas Tradicionales y de Interior, un foro de prospectiva salinera, y publica la revista digital El Alfolí, de frecuencia semestral.