El 74% de los españoles cree que en el futuro los combustibles fósiles serán sustituidos

«La escasez de energía puede ser uno de los problemas más importantes que tendrán que afrontar en el futuro los países occidentales». Esta es una de las conclusiones del último barómetro del de Investigaciones Sociológicas (CIS), según el cual al 79,4% de los entrevistados le preocupa como «uno de los problemas más importantes» la escasez de energía. Asimismo, un 49% de la población cree que «tendremos dificultades en los próximos años» para satisfacer nuestras necesidades energéticas. Un40,3% de los españoles opina que la nuclear es la energía «que menos se debería utilizar», y el 59,1% considera que las renovables son «eficaces y baratas». La encuesta revela que un tercio de los entrevistados (34%) cree que «la mayor parte de la energía que se consume en España» procede de nuestro propio país, cuando resulta que más del 80% de ella llega del exterior. La fuente energética menos aceptada por la población entrevistada es la nuclear. El 40,3% de los encuestados considera que de las ocho fuentes de energía utilizadas en nuestro país en mayor o menor medida (nuclear, carbón, petróleo, gas, hidráulica, biomasa, solar, eólica), la nuclear es la que se debería utilizar menos. En el barómetro tampoco salen bien parados ni el petróleo ni el carbón, que son rechazados por el 26 y el 17% de los entrevistados, respectivamente. De cualquier forma, y según la encuesta del CIS, existe solución: el 73,6% de los españoles considera que «la energía que proporciona el petróleo, el carbón y el gas podrá ser sustituida a largo plazo», mientras que el 59,1% cree que «las energías renovables (solar, eólica, biomasa) son eficaces y baratas. Sin embargo, casi la mitad de los encuestados (45,1%) cree que las energías renovables no pueden suministrar toda la que se necesita en un país. En materia de ahorro, el barómetro contradice ciertos tópicos. Según el CIS, el 63,6% de los entrevistados cree que su calidad de vida mejoraría si gastase menos electricidad, gas o gasolina, lo cual echa por tierra la creencia que asociaba un mayor consumo energético a una mayor calidad de vida.