Centenares de personas se concentraron en los Juzgados de Haro para protestar por los hechos
El conductor que mató al joven Enaitz retira la demanda de daños
Tomás Delgado, el conductor que atropelló y mató a un joven en agosto de 2004 y que exigía a los padres del fallecido el importe de los daños de su vehículo, renunció a la demanda al comienzo del juicio celebrado ayer en Haro. El abogado del demandante, Santiago Jimeno, solicitó a la jueza que los padres de Enaitz Iriondo Trinidad abonen las costas del proceso judicial, por las «descalificaciones injuriantes y mancillantes» que han vertido en los medios de comunicación desde el pasado 10 de octubre contra Delgado, que no compareció en el juicio. Por su parte, el letrado de los padres, Francisco Gómez Llorente, recordó a la jueza que al tratarse de un caso de desistimiento las costas las debería pagar el demandante, ya que fue él quien inició el procedimiento judicial. El accidente mortal ocurrió el 26 de agosto del 2004, cuando el joven de 17 años, natural de Durango (Vizcaya), regresaba en bicicleta al cámping de Castañares de Rioja. En marzo del 2006, el conductor, Tomás Delgado, de 43 años y vecino de Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), reclamó a los padres de Enaitz 20.000 euros en concepto de los daños ocasionados a su vehículo, un Audi A-8, y por los gastos de alquiler de otro coche. En declaraciones a los medios de comunicación, Rosa Trinidad confía en que se reabra el caso por la vía penal y aseguró que seguirán «luchando hasta conseguir que se juzgue a este individuo». Según Trinidad, la familia cuenta con «todas las pruebas para demostrar que el atestado se hizo mal» y que la culpa no fue de su hijo, ya que el informe de la Guardia Civil sostiene que se saltó un stop y ellos aseguran que la colisión mortal se produjo por un atropello. También se mostró aliviada de que el demandante no se presentara en el juicio, para evitar un mayor sufrimiento del que ya han padecido, sobre todo por su hija, que «es muy joven y la vida le ha dado un palo muy duro». El abogado de los padres, Francisco Gómez Llorente, consideró que «el demandante pretendía algo más que una mera indemnización por los posibles perjuicios» sufridos en su vehículo.