Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

Balances y rebajas

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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YA SUENAN LOS claros clarines y las lluviosas campanas y el rumor temeroso de la lluvia. Nieva en los altos y se nos alegra el alma, quizá por aquello de año de nieves, año de bienes. Aunque el caso es que los mortales sufridores de la desaceleración en la que por lo sentido estamos nos promete lo contrario. Ni nieves ni bienes. Solamente la esperanza; rota la nominación que habíamos obtenido para mover la misericordia oficial de la Lotería. Se nos escapa del corazón y de las manos aquello que durante un año, nada feliz por cierto, como fue el 2007, casi todos los bienes de este mundo: el dinero y el amor. Lo primero por que no hemos sabido ganarlo y lo segundo porque se vende caro y dura menos. Lo que perseguimos durante tanto tiempo, se desvaneció como en un sueño negro y nos queda solamente la huella huraña de lo que queda después de perdido, acaso por nuestra culpa. Contemplamos el paso de las muchachas en flor y nos sangran los ojos, no ya por lo que vemo s, sino por lo que perdimos, tan parecido a lo que contemplamos. Es la hora del Balance y echamos cuentas. El resultado nos defrauda pero no podemos dejarnos ganar por la desconfianza en nosotros mismos. Y esperamos días mejores, siempre temiendo que otros vengan que bueno hagan a lo que pasó por delante de nosotros sin dejar huella. Como los trenes ¡ay! de gran velocidad, que nunca llegan al apeadero en el que nos hemos convertido. «No lo pienses más, galán, me dice la tía del pueblo al que pertenezco, que otros acabaron como el perro abandonado en la explanada desierta, ladrando, pero mueren de soledad¿» Llegarán las rebajas de enero, siempre lo bastante fiables, pese a su mala fama, en las que podemos esperar alguna forma de renovación positiva que nos acoja generosa y nos salve del naufragio que se anuncia. Porque hay que fiar en el milagro si no aceptamos los designios del refranero que anuncia: «A las rebajas de enero/ yo te comparo, serrana/ que son las oportunidades últimas del año». Y es que nada nos anticipa un gesto político, social, o cultural que nos permita confiar en que siempre quedan fuerzas para seguir en la brecha. Lo que no debe valernos es la desesperación o la pretensión de que «de fuera vendrán quienes de pobres nos sacarán», porque esto no sucedió nunca y no se va a producir precisamente en esta circunstancia y en este año de 2008, el milagro político que todos esperamos porque entendemos que los pueblos, los gobernados, los contribuyentes bien merecen ser atendidos, cuidados y satisfechos después de tantos siglos de ser víctimas de chantajes, de engaños y de trampas retóricas¿ Es el tiempo de los Balances y de las rebajas, y a los dioses tutelares recitamos nuestro papel de cómicos de la legua, que se transformen como por arte de una naturaleza piadosa: que aquí el que no acierte a colocarse bajo el árbol protector de la Buena Sombra, será carbonizado por el sol negro de la indiferencia y engañado por los profesionales de la fabulación política, cultural o económico. Empecemos el nuevo año confiando en los astros favorables y en que nieve lo justo en aquellos lugares en los que la nieve es un don espectacular, pero sin esperar que la madre naturaleza o los afanosos padrecitos de las patrias vayan a acordarse de los afligidos. Ciertamente en este mundo nuestro al que no llora no mama, pero vivir mamando a todas horas, parece una forma licenciosa de aprovecharse de los demás para vivir espléndidamente¿ El lema puede ser éste o parecido: «Recuerda, galán, que como dijo aquel Chaplin del bastoncillo flexible: Todos somos en la vida meros aficionados. Lo que sucede es que la vida es tan corta que no da para más».

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