Diario de León

Cosas de aquí y de allá | Tradiciones ancestrales

Máscaras sin fronteras

Bragança celebra hoy el primer Carnaval dos Caretos, que reúne grupos de «mascarados» del nordeste trasmontano portugués, el Alto Duero y Zamora, «parientes» de los leoneses

Publicado por
A. Gaitero - redacción
León

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Máscaras ibéricas, caretos y mascarados son los nombres comunes con los que Bragança designa una tradición compartida a un lado y a otro de la frontera: las fiestas del solsticio de invierno, cuyas raíces se hunden en el pozo de los siglos y que con el devenir del tiempo han mezclado costumbres paganas y religiosas. Más de 37 fiestas que celebran pueblos de Zamora y Portugal desde el 25 de diciembre hasta el seis de enero y durante el mes de febrero, en las fechas del carnaval, concitan a los mascarados que hoy se dan cita por primera vez en el primer Carnaval dos Caretos , organizado por la Cámara Municipal de Bragança como colofón al primer año de funcionamiento del Museo Ibérico de Máscaras que se puede visitar en la Cidadela bragantina, dentro del recinto amurallado de la ciudad lusa. Es a las 15.00 horas (16.00 horas en España) El museo se ha convertido en un punto de encuentro de la cultura tradicional compartida y en él se exhibe una muestra de las máscaras más representativas de Zamora, el Alto Duero y Tras os Montes junto a un homenaje a los artesanos y artesanas tradicionales, a quienes se considera como los puntales de la tradición. Máscaras de madera, de hojalata pintada en rojo y negro, de escriño y hasta de mimbre y vestimentas estrafalarias, realizadas con cintas, lanas, paños o incluso paja componen una variedad de disfraces que tienen en común cencerros, tenazas, palos y cornamentas como elementos para asustar, atizar y meter bulla. Pero la tradición se extiende más allá de Portugal y Zamora, como bien recuerda el presidente de la Cámara Municipal de Bragança, António Jorge Nunes, muy interesado en conocer las fiestas de antruejos, jurrus y guirrios que se celebran estos días en Alija del Infantado, Velilla de la Reina y Llamas de la Ribera, entre los más conocidos. Las fiestas del solsticio de invierno son celebraciones de iniciación y están protagonizadas por jóvenes que proclaman con grandes gestos e imponentes caretas su paso a la edad adulta. Muchas son conocidas como fiestas de los mozos. Le sigue el repertorio de fiestas de San Esteban y, de forma paralela, las fiestas de los viejos, cuyos preludios tienen lugar el 8 de diciembre en algunos pueblos portugueses como Mogadouro. En el solsticio de invierno se celebra también la fertilidad y las peticiones para que la tierra y la siembre fecunden en buenas cosechas. El chocalheiro de Bemposta y los zangarrones, carochos y obisparras protagonizan el ciclo en el mes de enero. Y en febrero, las fiestas solsticiales se despiden con el antruejo o entruejo, según se mire a un lado u otro de la Raya.

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