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Las moscas vuelan a Valencia

El Ivam acoge una exposición de Eduardo Arroyo que muestra su «artillería» escultórica: moscas y seres mitológicos como los que aún no ha podido colocar en León

León

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Las moscas de Eduardo Arroyo han volado a Valencia sin llegar a posarse en Santa Marina, donde su dios Eolo espera que una sentencia judicial le deje definitivamente a los pies de Don Pelayo. El Instituto Valenciano de Arte Moderno (Ivam), el equivalente al Musac en la capital del Turia, ha decido dar cabida a las esculturas del artista de origen lacianiego, que siguen sin encontrar acomodo en el casco antiguo de León. Arroyo ha presentado su obra como un mundo escultórico de gran sencillez, realizado en bloques de piedra extraídos de su querida Laciana, donde están sus raíces y posee una casa en la que pasa largas temporadas. La exposición, que abarca los diez últimos años de este polémico creador que en su momento arremetió contra el Musac y ayer mismo contra el «falso vanguardismo» de la feria Arco, se centra sobre todo en su mundo escultórico. Piezas inéditas de gran tamaño que, a juzgar por las fotos captadas por la agencia Efe, están «inspiradísimas» en las que desde años aguardan en un almacén próximo al cementerio de Puente Castro para ser expuestas en Puerta Castillo:seres mitológicos y moscas. La directora del Ivam, Consuelo Ciscar, ha calificado las obras de Arroyo como «todo un símbolo reconocible de nuestro patrimonio artístico nacional contemporáneo más influyente en el mundo entero». Las moscas son un tema recurrente en la obra de Arroyo, quien hace tiempo explicó por qué: «Las moscas españolas son las más recalcitrantes. Las pinté rodeando los santos, en formación de batalla. Observé con asombro que estas moscas silbaban alrededor de la pintura hasta que se quedaban pegadas a los insectos que había pintado...».