Gente de aquí | Adiós carnaval, hola Cuaresma
No era sardina, sino pescadilla
Unos versos de Moncho Borrajo sirvieron de epitafio al Carnaval de La Bañeza, pese al intento de alguno de sacar unos euros ofreciendo embutido el «Miércoles de Cecina»
Una docena de versos de Moncho Borrajo quedarán unidos al Entierro de la Sardina que, como fin del Carnaval, celebra todos los años La Bañeza. Epitafio que invita a «cumplir con la parienta» y, a ésta, a estar «con los que quiera, porque, «antes que morir de pena, morir a gusto en la cama», sentencia el humorista. La coplilla se creó en Fitur, donde el presidente de la peña de la Sardina, Felipe Ogando, conoció al artista. Los versos de Borrajo abren el cuadernillo de coplas que recoge las espinas que los bañezanos, aprovechando las exequias del pez, dedican a la autoridad -y en especial a su sueldo-, a problemas populares que cambian líderes, a aventureros de una legislatura, a todo tipo de concejales, a badenes que han crecido como setas y, en general, a todo aquello que se le pueda sacar punta. Criticar se critica todo, pero ningún ripio ha reparado nunca en que en la urna de cristal no hay sardina, sino pescadilla a la que los monosabios no quitan ojo, pues les va en ella la cena. Charo Martínez se llevó el premio coplero con una oda en la que faltó la sátira -y, también, la tradicional estatuilla que distingue al elegido-, aunque no la crítica a la peña sardinera por la copla que, por haberse escrito en leonés, no publicó el año pasado. La juventud de las plañideras del cortejo fúnebre fue novedad, la hombría de una de ellas, carnavalada y el tipo del enorme pez en la cabeza va para tradición, como la avalancha de público sobre el escabeche y el vino con el que termina la fiesta en La Bañeza. En un último desafío a Doña Cuaresma, hay quien ofrece embutido, gentileza de Carnicería Mari Carmen, en Miércoles de Cecina.