133.000 dólares por la vida

El saudí Ahmad Al Bahrani, condenado a la pena capital por haber asesinado a un compatriota, escapó a la muerte cuando la familia de la víctima decidió perdonarlo segundos antes de que fuese decapitado. Según informa el diario Okaz en su página web, Al Bahrani fue conducido ayer, con los ojos vendados y las manos atadas a la espalda, a una plaza pública de la provincia de Qatif (oeste) para ser ejecutado a sable. Allí, el verdugo tenía su espada desenfundada y preparada para cortarle la cabeza cuando un miembro de la familia de la víctima anunció que estaban dispuestos a perdonarlo. Sin embargo, la familia condicionó el perdón a que Al Bahrani, condenado a muerte desde hace cinco años, pase otros tres años en la cárcel y pague una «diya» (dinero de sangre) de seis millones de riales saudíes (1,600 millones de dólares), reducidos posteriormente a 500.000 riales (133.000 dólares). Según la ley islámica, aplicada en Arabia Saudí, uno paga la «diya» cuando causa la muerte de forma no intencionada de una persona, y su cantidad la determina el juez dependiendo de las circunstancias del accidente, la nacionalidad y la religión de la víctima. En el caso de asesinato deliberado, un delito castigado con la pena capital por la ley islámica, el condenado puede evitar la aplicación de la sentencia si la familia de la víctima acepta el «dinero de sangre». En este caso, la familia de la víctima es quien determina la suma de la «diya», que en algunos casos llega a millones de dólares. Al menos 28 personas han sido ejecutadas desde principios de este año en el reino wahabí, donde además del asesinato, delitos como la violación o el tráfico de drogas,