Gente de aquí | Pequeña Semana Santa
Una Dolorosa entre vitrales
El restaurador Jesús Fernández y el miniaturista Carlos Álvarez colocan a la Dolorosa del Dulce Nombre sobre un trono adornado con las vidrieras de la Catedral de León
El invento podría pasar por un sueño. Alzar a la Virgen Dolorosa de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús el Nazareno sobre los vitrales de la Catedral de León. Luz sobre luz. Pasión de Semana Santa sobre pasión gótica. Una maridaje de cultura y tradición leonesa reducido a escala; recluido en unas proporciones de 40x26x14, listas para la diposición de 90 braceros al grito de «a cubrirse, buena puja, paso corto y muy solemne». Un universo en miniatura en el que se mueven con precisión de cirujanos el restaurador Jesús Fernández García y el miniaturista Carlos Álvarez, quienes han ideado y reproducido el segundo de sus homenajes libres a la Semana Santa leonesa: primero fue el Nazareno, con un trono en el que están representadas todas las hermandades y cofradías de la ciudad, y ahora es la Dolorosa que Víctor de los Ríos talló en 1949, pero salpicada de vidrieras y rosetones, que se podrá ver desde 3 el hasta el 23 de marzo, en la tienda Scap regalos de la céntrica plaza de Santo Domingo. El diseño realizado por los dos artesanos leoneses sitúa al frente del paso y a sus costados los rosetones y ventanales tallados en madera, con sus respectivas vidrieras. Pero el paso de la piedra al material vegetal no es el único elemento que figura en la reproducción, donde se pueden observar varios pequeños rosetones en plata, en un frente y a los lados; y una capilla con la Virgen del Camino y dos ángeles de plata, en el frente. Los calados en madrea son góticos y las esquinas del paso están reforzadas con 16 columnas. En este escenario, la Dolorosa se erigé protagonista en madera maciza, con el corazón de los siete puñales, el lagrimal y la corona en plata; el mismo material en el que se trabajan los palios y los balconcillos que rodean el paso. Toda la obra está tallada en madera de nogal, al igual que sucedió con el Nazareno del pasado año, por las manos de Jesús Fernández, que ha creado una estructura y figura sobre la que se posan los detalles en plata del miniaturista Carlos Álvarez. Orgullosos, pero con la humildad del artesano que sabe que su trabajo es pasar, los dos artistas posan para la foto, como ya hicieron hace un año. La rodean y parece que la miman con los ojos, como si fuera necesario levantarle una virutina más y lucirle otro poco la plata. «¿El próximo reto? Poder tener el próximo año una reproducción del San Juan para poder representar el encuentro de la procesión de Los Pasos del Viernes Santo». Madre, ahí tendrás a tu hijo.