Lesmes y el Teatrillo de Vitrina

En clave de apócrifa coreografía, tal como reza el mandato, y la norma, diéronse cita en la Ancha, al amparo de La Pulchra, quienes cada año por estas primaverales calendas ponen en pie de representación... el Teatrillo de Vitrina; inexcusable cita escaparatista de HLG, «Hijo de Lesmes García», a mayor gloria de la desbordante imaginación de su director escénico (Juanín) y de quienes, en labores de actuantes y tramoyistas, lo acompañan en su estética andadura: Don Blas (el circunspecto papón), Amparito (la penitente «Manola»), Tomasín (el pícaro monaguillo, que gusta de «darle» a la vinajeras), Agapito (músico impenitente) y Luigi (transalpino ataviado de gala) que, en esta de 2008, comparten escenario con Julius Magníficus, el aguerrido centurión anunciatus; recién llegado de las campañas en los confines del Imperio, pertrechado del correspondiente lábaro SPQR y portador del Sello Imperial: Roma caput mundi regit orbis frena rotundi (Roma cabeza del mundo sujeta las riendas del orbe). Como el autor la entiende La representación, en su escenario teatral e independiente, supera los márgenes de la vitrina y se muestra al mundo tal como su autor la entiende... y la «explica». Así se hace constar en el Cronicón y en el aguafuerte que se acompaña. A renglón seguido y a la oportuna llamada de la Hermana. Mistelensis y del Hermano. Rosquillensis, personáronse en comandita al disfrute del posterior gaudeamus: rosquillas empapadas y empaponadas en la ancestral mistela cofradera, que es mezcolanza reconfortante, sabrosa y enjundiosa, para cuerpos y espíritus. La «Iluminada Compañía» agradece, un año más, la benevolente observación de la vitrina por cuantos paseantes, visitantes y curiosos, tengan a bien hacerlo de aquí al Lunes de Pascua, que será cuando el Teatrillo de Vitrina baje el telón. ¡Qué sea enhorabuena!