Diario de León

Ensayos para la esperanza

El 10% de las españolas con cáncer de mama participa en investigaciones clínicas, el triple que en Estados Unidos. Los ensayos y el «uso compasivo» permiten el mejor tratamiento

Un experto examina mamografías durante la celebración de un congreso internacional sobre el tema

Un experto examina mamografías durante la celebración de un congreso internacional sobre el tema

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Manu Mediavilla - madrid
León

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Los ensayos clínicos «no son una forma de cobayismo», sino todo lo contrario, una manera de recibir «el mejor tratamiento posible» antes de su aprobación oficial. Así lo subrayan especialistas como Vicente Guillem y Miguel Martín, que se felicitan de la alta participación de pacientes españolas con cáncer de mama (el 10% de las 17-18.000 diagnosticadas cada año, cuando en Estados Unidos no pasan del 3-4%) en esas investigaciones. «Para acelerar éstas, lo ideal sería que entrasen del 20 al 30%», remachan. Otra vía para asegurarse la mejor terapia posible antes de que sea aprobada en España son los programas «de uso compasivo». Aunque la traducción del inglés hace pensar erróneamente en enfermos desahuciados, en realidad es una fórmula que posibilita el acceso precoz a medicamentos que todavía están siendo investigados o que sólo han sido autorizados para otra patología. Tales fármacos deben ser permitidos por Sanidad caso por caso y previa solicitud médica para tratar a un paciente concreto en una situación precisa. Cada año llegan a unos 10.000 españoles con dolencias serias como cáncer (30-40%), VIH-sida o enfermedades raras. Normas rigurosas El uso compasivo se hace al margen de los ensayos clínicos, que tienen su propio protocolo establecido de antemano y deben atenerse a rigurosas normas. De hecho, la investigación clínica con seres humanos sólo puede comenzar tras un largo proceso científico en el laboratorio -primero con el cultivo de células y luego con la experimentación en animales- para comprobar la eficacia inicial del tratamiento, la vía de administración y dosis que se perfilan como más favorables, y su seguridad y posibles efectos secundarios. La legislación española, basada en acuerdos internacionales, exige que la participación sea voluntaria y esté avalada por el consentimiento informado del paciente, que conserva la capacidad de abandonar el ensayo cuando lo desee. Mejores tratamientos En el caso del cáncer de mama, Guillem insiste en la importancia de que las españolas diagnosticadas entren en las investigaciones clínicas para lograr mejores tratamientos para las próximas generaciones femeninas. Pese a que la enfermedad se lleva todavía 6.000 vidas anuales, el jefe de Oncología Médica del Instituto Valenciano de Oncología (IVO) recalca el «progreso a todos los niveles» en la lucha contra ese tumor, que en España se traduce en una mortalidad descendente y en una tasa de supervivencia (78% a los cinco años) superior a la media europea. Las claves de esa situación son el diagnóstico precoz (el 20% más de detección temprana permite «adelantar» el tratamiento y hacerlo más eficaz), el reforzamiento terapéutico con adyuvantes desde el primer momento y la mejora de los fármacos. Este capítulo se ha renovado con las llamadas terapias biológicas dirigidas.

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