Diario de una aventura Desafío extremo Polo Norte
Desde algún lugar del Polo
La expedición de Jesús Calleja intenta llegar al Polo Norte. Allí celebra su cumpleaños
Hola amigos, ya estoy metido en faena, y de qué manera.. Estamos en el Polo Norte y todo se complica. Han partido otros grupos de expedicionarios, camino del Polo desde la misma latitud que nosotros y no han avanzado casi nada, o en algunos casos han retrocedido, por un fenómeno llamado deriva. Todo el casquete Polar está flotando en un mar de 4.000 metros de profundidad. Este año esa deriva está siendo brutal, tan brutal que ningún grupo ha conseguido llegar al punto geográfico del Polo Norte y han tenido que rescatarlos en el helicóptero de los rusos y llevarlos de nuevo a la Base Borneo. Y eso que ¡sólo eran algo más de cien kilómetros! Existe algo que diferencia esta travesía del resto de otras expediciones de hielos, y es que son miles y miles de placas que chocan unas contra las otras, pues están en movimiento caótico, y cuando se produce este choque se levantan montículos de témpanos de hielo de kilómetros de longitud que, al no poder rodearlos, tenemos que pasarlos como sea, y se convierte en una tarea titánica. El esfuerzo que hay que hacer es tremendo, casi inhumano. Pero aquí no terminan las dificultades. También hay canales de agua semi helada que se rompen cada poco. Mientras se produce el proceso de engelamiento, es una sopa de agua salada de apenas 15 cm de espesor que cuando pasas se ondula y flexa, dando la sensación que se abrirá y te colaras para las frías y oscuras aguas. También hay canales de agua líquida, que es donde probaremos el invento de Ramón Larramendi a ver si funciona y sirve de catamarán, además de probar otro invento de trajes estancos de supervivencia. A todas estas trampas, y alguna más, hay que sumarle los -35ºC que hay y la humedad ambiental, que es el número uno de los peores enemigos cuando hace un frío extremo. Sirve de ejemplo que cuando respiras en menos de un minuto ya empieza a formarse una capa de hielo en cejas, pestañas, bello, piel, ropa, etc.. Al cabo de una hora estas completamente blanco y hay que quitarse continuamente el hielo de la cara. Pues en este lío estamos metidos Emilio, Ramón, María y yo. Hoy hemos sabido de primera mano lo que es. Todo el día sin para de caminar, sin comer, llegando tarde a instalar el campamento, exhaustos, y sólo hemos caminado 11 kilómetros, y para remate, cuando nos levantemos por la mañana, como pasó ayer, habremos retrocedido por la deriva. Si hay suerte será sólo la mitad, y vuelta a empezar. Este será el pan de cada día, y hay que tener mucha fuerza de voluntad para no tirar la toalla. La prueba son las evacuaciones que hay todos los días. Nadie ha alcanzado el Polo Norte desde que se instaló la Base Flotante rusa esta temporada. Ahora estamos cenando. El día fue durísimo. Ya no llevo la cuenta de las veces que me he caído entre los cascotes de hielo. Sólo hacemos tres paradas, a comer frutos secos y un vaso de té del termo. Máximo 10 minutos, porque si te paras más te congelas literalmente, pues para caminar hay que quitarse la chaqueta gorda, que es la que más te protege, y lo hacemos con las chaquetas simples de gore tex, y tres capas más. Si te paras más de esos diez minutos, el poco sudor del esfuerzo se congela en el acto, y en las dos primeras capas, este sudor se convierte en puro hielo. Hoy, cuando llegamos al campamento, no podía quitarme la chaqueta exterior porque estaba literalmente soldada a la siguiente capa de ropa por el hielo. Hasta esos límites llega el frío. Yo me pregunto que cómo puede ser que en el verano del 2015 puede que se deshaga por completo el casquete Polar, con el intensísimo frío que está haciendo, y los científicos me responden que ahora concretamente hay una ola de frío, pero que en ocasiones la temperatura subió el año pasado a solo -4ºC, y eso sí que es una anomalía. El verano pasado también registraron ¡lluvia, en el mismo Polo Norte! Eso sí que es grave, dijeron, y lo peor de todo es que lo que verdaderamente se lleva el hielo son las corrientes de agua cada vez más alarmantemente calientes, especialmente la corriente del golfo, completamente alterada. De momento, sufrimos mucho por el frío. Tanto que es inenarrable. En fin, así es el Ártico, difícil, muy difícil, ultra frío y peleón. La suerte es que nuestra tienda es confortable y conseguimos calentarla hasta los 20º de temperatura, donde secamos la ropa, nos calentamos, hacemos la comida, en un ambiente cálido amenizado por la música cañera y las historias increíbles de Ramón Larramendi, un personaje único del que ya os hablaré. Esto es aventura en su máxima expresión. Estamos solos en mitad de un universo de hielo, solos, cansados, mejor dicho agotados, pero tenemos hartón de belleza, una belleza simple pero magnífica. Los cuatro somos felices de estar aquí, a pesar de la dureza. El 11 de abril fue mi cumpleaños. ¿Existe un sitio mejor para cumplir años? Jesús Calleja desde algún lugar indeterminado aproximándome al Polo Norte ESCRIBE: Siga la aventura en: www.jesuscalleja.es