El calor de la madre Tierra

En Suiza y en Austria saben desde hace más de treinta años que la energía más limpia, más barata, y menos ruidosa procede de la madre tierra. En Castilla y León, y en el Bierzo en particular, lo empiezan a saber ahora gracias a la apuesta de la empresa metalúrgica del polígono del Bayo (Cubillos del Sil) Prado, que se ha convertido en la primera de la comunidad en instalar una bomba de calor geotérmica. La maquinaria, instalada por la empresa valdeorresa Terra Term y por la berciana Intragas, permitirá ahorrar en torno a un 40 por ciento en la factura de calefacción y aire acondicionado a una empresa que acaba de construir en El Bayo una fran factoría de 700 metros cuadrados. Y lo hará en silencio. «Genera una potencia de 50 kilowatios, apenas tiene un consumo de 12 y hace el ruido de una lavadora porque no necesitan ventiladores», decía ayer, orgulloso, Antonio Gómez, de Intragas, acompañado por los técnicos alemanes de Terra Term, Jonas Güldenhaupt y Niels Erichsen. El sistema toma la energía del calor de la tierra gracias nueve sondas geotérmicas que alcanzan entre 100 y 200 metros de profundidad y alimentan la bomba de calor. El cambio de ciclo en verano, permite almacenar frío en lugar de calor y generar aire acondicionado. Según Gómez, el equipo no precisa mantenimiento y tampoco contamina porque es autónomo y no necesita maquinaria auxiliar como pudiera ser una caldera de gasóleo. El coste -más de ochenta mil euros en el caso del sistema calefactor de la empresa Prado- es superior al de una instalación convencional, pero los responsables de Terra Term están convencidos de que la inversión extra se puede amortizar rápidamente porque el ahorro que genera. La posibilidad de que el Ente Regional de la Energía, que ayer tenía previsto conocer la instalación, acabe subvencionando la colocación de equipos geotérmicos, también contribuiría a difundir la nueva tecnología. Una instalación para una vivienda ocuparía poco más que un cajón, en los sótanos de los inmuebles y sin necesidad de ventilación. «Dejaría libre los bajocubiertas de los edificios para aprovecharlos para viviendas», asegura Gómez, que considera que las administraciones deberían subvencionar los equipos geotérmicos igual que hace con la energía eólica. Y es que una bomba de calor que suministre calefacción y aire acondicionado a una vivienda de 200 metros cuadrados podría costar 16.000 euros más que una instalación normal.