Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

El resbalón de San Glorio

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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CONVIENE HACER ALGUNAS ACLARACIONES para evitar confusiones: San Glorio es un lugar privilegiado de la montaña leonesa que se ha convertido en estación de esquí por sus propios méritos, por la majestuosidad de su aparato paisajístico y sin duda por la gentileza de sus gentes. Se habla de los habitadores de estos enclaves, en los que aparece la estación de San Glorio y este conjunto de suntuosidades le ha permitido aparecer en el mapa general de la provincia de León como una de las joyas preferidas. Como yo no soy capaz de tenerme en pie si ando o corro por la nieve o por el hielo, puedo permitirme la licencia de aparecer como defensor de San Glorio como centro deportivo para la práctica del resbalón. O por el contrario, ateniéndome a la tendencia de nuestra hora, correspondería, para mi salvación política y de vecindad, que le pusiera errores y hasta desventajas accediendo a las influencias de mi tendencia hasta la exaltación de todo lo que significa León y sus fundamentos dejara escapar una nueva negación y regateara las glorias de tantísimo gozo como nos proporciona la estación de San Glorio. Leía, no sin sorpresa, en alguno de los medios de comunicación y entendimiento que se publican en la tierra románica de León: «Si finalmente el proyecto de ejecución de una estación de esquí en San Glorio, quedara paralizada definitivamente» y León se quedara sin resbalador, sin estación, sin nieve y sin esquiadores dominicales, como se quedó sin estación de la Compañía Ferroviaria de los Caminos de Hierro del Norte de España, cuando ésta mantenía sus talleres en centros leoneses; y se quedara sin agua, para trasladar los chorros, náuticos leoneses para surtir los charcales de Palencia; y como se disolvieron los proyectos automovilísticos prometidos para establecerlos al otro lado del mapa legionense. Digo, quiero decir, estoy obligado a plantear, que si esto como tantas otras iniciativas e invenciones nos fueran arrebatadas y se quedara León solo y desamparado, encendiendo velas propiciatorias a nuestros políticos, por si a estos se les ocurriera algo. Si nos quedáramos sin agua, sin nieve, sin ríos, sin arroyos y sin otros charcos que los que se formaran con el orín de los pájaros y de las palomas, si esto sucediera y dado que San Marcelo no es muy partidario de hacer favores (con tantos hijos como le rodean) a los vecinos de La Corredera o de San Claudio, por ejemplo, entonces no nos quedará más remedio que coger la manta y la hamaca y emigrar a tierras de Cambises. Porque el futuro que se está creando con los materiales de que se disponen y dada la pereza mental y gubernamental de quien manda y ordena en la Excelentísima Diputación, en el Ilustrísimo Ayuntamiento y en la Junta de Castilla y lo que quedara de León, lo que se da en calificar de futuro para León no existe. Y el que quiera resbalar sobre territorios legalmente permitidos, tendrá que emigrar. O sea lo que mi médico el huelguista me dice: «Ajo y agua, compañero» ¡Ajo y agua!... ¿Qué coña decir con esto?

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