| Crónica | La opinión de un experto |
«Los esquizofrénicos no pasean con la cabeza de su madre por la calle»
El psiquiatra Juan José López-Ibor cuestionó ayer que el hombre de 35 años que decapitó a su madre el lunes en Santomera tenga una enfermedad mental grave y lo atribuye más a «abusos de sustancias»
El psiquiatra Juan José López-Ibor cuestionó ayer que el hombre de 35 años que decapitó a su madre el lunes en Santomera (Murcia) sea esquizofrénico, pues este tipo de enfermo mentales «no se pasean con la cabeza de su madre por la calle». Así se ha manifestado López-Ibor en relación al presunto parricidio cometido el pasado lunes en Santomera, cuando un hombre, que ha confesado los hechos, decapitó a su madre en el bar que regentaba y luego deambuló por la calle con la cabeza entre sus manos. El director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Clínico San Carlos, que ha participado junto a otros especialistas en el IV Simposio Internacional sobre los trastornos depresivos, ha señalado en rueda de prensa que «está por demostrar que el presunto parricida sea un enfermo mental grave». Algo natural En su opinión, es «natural» que ante un crimen tan impresionante se atribuya una enfermedad mental, si bien, ha precisado que, en este caso, tiene «serias dudas de que este chico sea algo más, una persona con problemas de personalidad y con abuso de sustancias». «Una persona con una esquizofrenia mata en el contexto de una actividad delirante y no se pasea con la cabeza de su madre diciéndola que ahora que estás callada puedo hablar contigo», ha añadido López-Ibor. Explicó que un enfermo que comete un crimen así es porque tiene un delirio y piensa que su madre es la encarnación del diablo y que su misión es librarse de ella. Destacó que entre el 3 y el 5 por ciento de los enfermos mentales graves cometen delitos serios y que la violencia no pertenece al sujeto, sino a la enfermedad, que «correctamente diagnosticada y tratada deja de ser un peligro». Además, afirmó que cuando se dan a conocer y se relaciona la enfermedad mental con crímenes tan violentos se crea un estigma «brutal» sobre los pacientes, cuya consecuencia es pensar que el tratamiento no sirve. En este sentido, destacó que la asistencia de los enfermos mentales graves «desgraciadamente no es todo lo correcta que los profesionales desean».