| Crónica | Nefasta planificación |
Los médicos piden un pacto estatal que garantice la igualdad sanitaria
Estos profesionales denuncian además el «progresivo declive», en especial en los últimos quince años, de los servicios de atención primaria y cuya reforma sigue sin completarse
La distribución de los médicos en España es 'disparatada' y la mala planificación del número de facultativos en cada uno de los territorios, así como la desproporción de los que se dedican a determinados servicios sanitarios, es consecuencia de la desigualdad imperante en las 17 comunidades autónomas, que tienen transferidas estas competencias. Ante esta situación de falta de cohesión territorial, la Organización Médica Colegial (OMC) ha reclamado un pacto de Estado durante esta legislatura que garantice la igualdad sanitaria en todas las autonomías. La paradoja estriba en que, a pesar de que España está a la cabeza en el número de colegiados por habitante entre los países desarrollados, sólo superada por Italia, su mala distribución a nivel autonómico y provincial genera desigualdades que hay que atajar de raíz. «Algunas Comunidades ocupan los primeros lugares del mundo en número de facultativos, pero los servicios sanitarios son dispersos y, en otras, no existe el mismo nivel de especialistas, sin que exista un mecanismo de redistribución», apuntó el secretario general de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín. Según Sendín, la situación en España es singular. «Superamos con creces a otros países en número de médicos colegiados, pero en el sistema público sanitario el número de facultativos es insuficiente», dijo. Esto se debe a que el sistema público sólo emplea aproximadamente al 52% de los médicos colegiados disponibles. Aún así, se desconoce con exactitud en qué zonas y servicios médicos existe déficit o exceso de profesionales. «Hay comunidades que tienen tres médicos por mil habitantes y otras que tan solo tienen dos», subrayó. Un diseño estable Diagnosticar la verdadera distribución del sistema es, por tanto, una de las vías «para dar respuesta al problema», si bien para ello es indispensable alcanzar un pacto de Estado para dotar de una verdadera equidad al sistema nacional de salud y que las diferencias «no sean tan extraordinariamente llamativas». El presidente de la OMC, Isacio Siguero, arguyó que las transferencias sanitarias a las Autonomías «son excesivas» y están muy «personalizadas» en las Consejerías de Salud o Sanidad autonómicas. Los responsables de la OMC, sin embargo, no se pronunciaron sobre si las Comunidades deben ceder sus competencias en este materia, si bien demandaron «un diseño estable para todo el mundo que sea respetado y que incluya un pacto de no agresión» entre las autonomías; es decir, que unas no ofrezcan más prerrogativas salariales o profesionales a los médicos en detrimento de las demás. Así, Francisco Toquero, vicepresidente de la OMC, reclamó al Gobierno, y en concreto al Ministerio de Sanidad, «una política no de intenciones, sino de hechos consumados. Que se lleve a cabo una política de recursos humanos con la participación de los profesionales implicados, ya que la sanidad es una de las profesiones que menos politizadas deberían estar». Dentro de esta demanda, hicieron especial hincapié en que se debe dotar a la atención primaria, «primer escalón de la asistencia sanitaria», de la atención que se merece, máxime cuando se le atribuye la 'imagen' del sistema sanitario. Y es que, según Sendín, los servicios de atención primaria han experimentado un «progresivo declive en los últimos 15 años». «Su reforma sigue inconclusa e incompleta -dijo-- y eso se percibe claramente en los presupuestos». Enfatizó que esta situación es ilógica, toda vez que se trata del «soporte fundamental del sistema sanitario y cada vez tiene más demanda y competencias». Sin embargo, «recibe muchos menos recursos que hace 15 años, y así hemos llegado a una situación en que los médicos de familia atienden en su consulta a 70, 80 ó 90 personas por día». Que la atención primaria no se haya convertido en la 'prioridad' de los políticos ha generado una «intensidad de trabajo desorbitante y una paulatina pérdida de calidad asistencial». Esta situación, sostuvo Sendín, ha generado que España se sitúe a la cabeza en el número de servicios ambulatorios privados de Europa. El pacto de Estado reclamado debe incluir, por ello, la situación de este primer nivel sanitario asistencial, ya que sus profesionales «se mueven cada vez más en la incertidumbre». «Cuando llega el desorden -amplió Sendín--, lo suele pagar el paciente. Es el caso de las listas de espera en determinadas Comunidades Autónomas, que no tienen ninguna justificación». Como solución a la mala distribución de facultativos no se debe optar por crear nuevas Facultades de Medicina, ya que se pueden crear «bolsas absolutamente perversas». «Lo más probable -añadió es que disminuya la formación de los médicos».