El cursillo prematrimonial

LA JORNADA de la familia se celebra hoy en todas nuestras diócesis. En muchas de ellas se encuentran excelentes equipos de personas que colaboran en los cursillos de preparación al matrimonio. Son personas ejemplares. Dedican gratuita y generosamente su tiempo a esta tarea. Y dan pruebas de una esperanza inagotable. Todos los monitores suelen coincidir en recordar el primer encuentro con los novios. Suele ser un cambio de miradas silenciosas. Muchos de ellos llegan con muchos recelos. Es muy difícil que surja un diálogo franco y sereno. Los monitores preguntan a los novios por qué vienen al cursillo prematrimonial. Ellos contestan casi siempre que lo hacen porque está mandado para casarse por la Iglesia, pero que no esperan nada de esas jornadas. Los monitores preguntan entonces por qué quieren casarse y se encuentran con que muchos novios no saben qué responder. Algunos se aventuran a decir que se casan porque se aman. Es difícil explicar que no basta el amor para casarse. Además, si los monitores preguntan qué es el amor o qué es amarse, las respuestas se vuelven todavía más difíciles. Parece mentira, pero son muchos los que no se han formulado nunca esas cuestiones Otra pregunta inevitable se refiere al motivo que tienen los novios para casarse por la Iglesia. La mayoría de ellos contesta que así lo quiere la familia. Pero ellos no saben qué significa «casarse en el Señor». Con frecuencia los monitores se encuentran con parejas de novios que llevan mucho tiempo conviviendo y no saben qué les añade la celebración cristiana del matrimonio. Por supuesto, ni se preguntan si esa convivencia es buena o mala, si corresponden al ideal cristiano o no. En varias diócesis, los monitores se ven enredados en preguntas de tipo moral que desembocan en un casuismo estéril. Así ocurre cuando se plantea el caso de la paternidad responsable y la regulación de nacimientos. Los novios tienen ideas muy negativas sobre la enseñanza de la Iglesia. La desconocen y la atacan sin conocerla. En general, el «cursillo» de preparación al matrimonio está mal planteado. En muy pocas diócesis existe un verdadero catecumenado prematrimonial. Hay catequesis orgánicas para preparar a la Primera Comunión o a la Confirmación, pero no hay conciencia de la necesidad de un curso catequístico para prepararse en la fe a celebrar en cristiano el sacramento del amor esponsal. Parece necesario y urgente revisar el planteamiento del «cursillo». Nada convence a los que lo imparten. Y nada convence a los que acuden a «recibirlo». Ni el tiempo dedicado, ni el ritmo elegido, ni el tiempo en que se celebra, ni el estilo que se le imprime. Se salva la buena intención y la elegancia de los monitores. Y la amistad que con frecuencia se genera entre las parejas. Pero falta la convicción de que es preciso recorrer un camino de fe para celebrar la alianza del amor humano. Esa alianza que refleja y hace presente el amor de Dios a la humanidad. Día 3, sábado: Fiesta de los Santos Felipe y Santiago, apóstoles Sesión del Consejo Diocesano de Pastoral (Seminario, León, 11 h.) Díaa 4: VII Domingo de Pascua. La Ascensión del Señor. 42ª Jornada Mundial de las comunicaciones Sociales Inauguración del Año Jubilar de la Encina (Ponferrada, Astor ga, 17h .) Día 5, lunes: Sesión de la Formación permanente del Clero (Seminario, León, 11 h.) Comienza Cursillo Prematrimonial (La Anunciación, León). Hasta el día 15 Día 6, martes: Escuela diocesana de Liturgia (Seminario, León, 19,30 h.) Día 7, miércoles: Reunión de Vicarios y Arciprestes (Obispado, Astorga, 11 h.) Día 9, viernes: Presencia de la imagen de la Virgen de la Encina en la Catedral de Astorga Reunión de la Comisión permanente de Vida Ascendente (S. Fco. De la Vega, León, 17 h.)